sábado, 16 de mayo de 2009

REFLEXIÓN

Hoy leí en "Afinación diaria de la conciencia de kabbalah"
"TODO LO QUE TE PASA EN LA VIDA TIENE UNA CAUSA;TÚ. NO ES FÁCIL VIVIR ESTE CONCEPTO, PERO CUANDO LO HACES TE PERMITE TOMAR CONTROL DE TU DESTINO CADA DÍA"
Una de mis afirmaciones en la vida es que todas las cosas que nos suceden no son casuales sino causales pero nunca lo hice desde el punto de vista de que yo soy la causa de los hechos. Pero no el yo como promotor de los mismos sino como el centro más importante de la vida.
Quizás se deba a que me educaron pensando en el otro antes que en mí misma y éste ha sido en gran parte el principio conductor de mis acciones. Mas de alguna forma intuitiva, este otro principio, el de la importancia primera de uno mismo para de allí partir y pensar en los demás de una manera absolutamente positiva hacia ellos estuvo siempre presente en la base de mi pensamiento.
No todo lo que me aconteció en mis años de existencia fue bueno; hasta diría que he sorteado mayoritariamente dificultades pero hay algo en lo que me he mantenido fiel a mí misma y a las enseñanzas de mis padres y aquellos maestros que merecen ser recordados: no puedo sentir nada malo hacia los demás, no tengo malos pensamientos ni deseos hacia mi prójimo aún cuando las heridas recibidas hayan sido desgarradoras. Y de todas las experiencias de relación con tantos seres como se han cruzado en mi camino a lo largo de mi vida, sólo recuerdo lo que me hizo feliz, los momentos buenos...lo otro, por descarte natural, lo olvido.
¿Por qué? Creo que porque desde el centro de mi yo, siempre respeté el ver al prójimo como a mí mismo...por lo tanto, como no deseo ninguna mala onda en mi camino cotidiano,tampoco las envío hacia los demás...y por respetar intuitivamente a veces y otras conscientemente la convicción de que todo lo que sale de uno hacia afuera en algún momento nos regresa; como las ondas que se forman en el agua cuando tirás una piedra, al principio las ves ir hacia los bordes del espacio de contención pero cuando llegan al límite, regresan por debajo de la superficie hacia el punto de origen. Como no está en mi naturaleza sino sólo tirar "piedras" absolutamente positivas, la mayoría de lo que me acontece es positivo o halla las condiciones favorables para tornarse positivo. Agrego a ello la seguridad que renace conmigo cada amanecer de que la protección de Dios, encarnada en mi Ángel Guardián está conmigo...y de que el ser feliz o infeliz es una opción personal de vida.
Reitero, esto no significa de que sólo vivo cosas lindas, en una nube rosada...no, estoy en el mundo y vivo los acontecimientos del mundo con su completa realidad, pero me prepara mejor para enfrentar lo malo, para que no me descoloque, para que mi alegría de vivir se recomponga y pueda ser feliz en este camino hacia la orilla de mi vida.Y tiene la inmensa recompensa de poder pararme en este punto de mi existir y sentirme amada por mi familia, por mis amigos, por mis compañeros, por mis alumnos y de generar corrientes positivas de energía con todos aquellos con los que establezco algún contacto. Y con algún caso muy puntual con quien no ha sido así, que uno los tiene en tantos años de vida, yo no me enojo y rezo por el bien y la tranquilidad espiritual de esa persona...porque de mí no van a partir sino ondas positivas.
Creo que el amor por la vida, la alegría de mi alma y la convicción de que la edad física es una circunstancia natural pero de que la verdadera edad es la del espíritu, y en éste se puede no sentirse "viejo" jamás y mantener los sueños, las ganas de hacer y la pasión de la juventud, reside este gozo de mi felicidad. Porque la primer fidelidad es hacia nuestros sentimientos, nuestras ideas , nuestros sueños; es la base natural de la dicha.
No me resta sino agradecer a los valores que hicieron que el centro impensado de mi pensamiento fuese YO, porque me mantendrá en mi convicción de que el bien y el emanar ondas positivas hacia los demás y hacia el planeta es la mejor inversión de vida.
Haydée Norma Podestá

No hay comentarios: