enraizando savia por el tronco enhiesto,
engendra la vida al follaje inquieto
que besa los cielos con las toscas ramas.
Altivo se yergue junto a mi ventana
el viejo eucaliptos de sonoras hojas;
un mudo testigo de las largas horas
que desgrana el tiempo en mis madrugadas.
El viento se duerme en su cabellera
donde bullanguean chillonas cotorras
poblando mis días con voces sonoras.
Y en la calma previa de alguna tormenta
me regala inmóvil toda su belleza
que anida en mis ojos y mi alma roba.
Haydée Norma Podestá
Rosario, Sta Fe, Argentina.
Derechos reservados