domingo, 9 de junio de 2019

O POR LO MENOS ASÍ LO CREYÓ ÉL



por RUDY ( Rodolfo Darío Ramos )
  Era, para el Maestro, el primer día de clases del año y enfrentaba un nuevo curso. Mientras tomaba lista de asistencia, al nombrar al alumno Bóveda creyó oportuno preguntar si recordaban las palabras esdrújulas. El silencio era abrumador. Reiteró la inquietud silabeando ES-DRÚ-JU-LAS. Nada obtuvo del otro lado. Por allí un alumno levantó la mano. Pero era una solicitud para ir al baño…O por lo menos eso creyó él.
   Y así interpretó que los alumnos se veían abrumados por la nueva Dignidad Aúlica que él representaba y entonces recurrió al humor como para descomprimir y dijo: “- Ustedes con las esdrújulas van a tener un problema, agudo; espero que no sea tan grave”…Del otro lado no obtuvo NADA.
   Decidió recurrir entonces a la verba inflamada y tocar el orgullo de esa comunidad estudiantil. Les habló del sacrificio de los padres, de los beneficios de la sabiduría, de la complejidad de las almas felices, del ahínco y el tesón…Y allí se detuvo, y preguntó si esos vocablos, ahínco y tesón, les sonaban. Un alumno, entonces, se paró y dio a entender que ahínco y tesón eran dos vocales de la Primera Junta de Gobierno patrio…O por lo menos eso creyó él.
   Pero el Maestro no claudicó; se sacó la corbata y el saco, abrió su camisa y aprovechó el llamado de la historia y preguntó:-¿Conocen la marcha de San Lorenzo? Y entonces, después de un rato y de un prolongado silencio, un alumno dejó ver abriendo su delantal tímidamente, una camiseta de fútbol con los colores del Ciclón de Boedo y el Maestro creyó, que con sus gritos hacía referencia a la marcha de los hinchas de dicho club porteño para volver a sus tierras, a las que pertenecían, a su nuevo estadio, a sus raíces…O por lo menos eso creyó él.
   El Maestro, tozudo, se desató los zapatos y aflojó el cinturón y entonó…”Febo asoma”…y se detuvo a fin de indagar a qué se refería el vocablo “Febo”. Una alumna se señaló las botitas, que llevaba con suela de goma donde se veía la afamada marca “Febo”. O por lo menos eso creyó él.
   El Maestro transpiraba frío, y mientras se descalzaba y arrancaba los botones de su camisa de uno en uno, prosiguió…”ya sus rayos iluminan el Histórico Convento”…e indagó con voz trémula recostado como escuerzo sobre la tarima que alzaba el escritorio:-¿Saben qué es el Histórico Convento?¿Saben no? Un alumno dibujó en el pizarrón que un Histórico Convento era un vecino suyo, maduro, solterón, con mucha plata, al que apodaban “el Histórico Convento”…O por lo menos eso creyó él.
   El Maestro, optimista, ya sólo con un slip por sobre toda la vestimenta, pensó: vento, del lunfardo, igual a plata; coloquialmente igual a dinero,igual a moneda de curso legal, pero prefirió no preguntar más nada. Y siguió tomando asistencia, pero notó que nadie quedaba en el aula, ya que en uno de sus movimientos espasmódicos los alumnos interpretaron que los invitaba a salir al patio…O por lo menos eso creyó él.
   Solo, desnudo, exánime vio como entraba un bedel al salón de clases y le pedía disculpas porque se había equivocado al darle esos alumnos, ya que ellos eran un curso de alumnos sordomudos de Misiones, que venían buscando una experiencia escolar distinta.
              “La enseñanza es lo último que se pierde”
                                                          Rosario, 2019