miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡¡¡ FELIZ 2012 !!!


Muchas felicidades y un año maravilloso, mágico, especial, en el que cada día sea el amanecer de una nueva aventura de vida y cada anochecer la satisfacción de los sueños realizados.
Que la luz del AMOR brille muy alto y la lámpara de la PAZ INTERIOR permanezca siempre encendida.
Con todo mi corazón, son los deseos de
HAYDÉE
ROSARIO, 31/12/11

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡¡¡ FELICES FIESTAS !!!

Para toda mi familia...
Para todos mis amigos...
Para los que siguen mi blog...
Para los que ingresan casualmente...

¡¡MUY FELICES FIESTAS!!

Que la alegría que trae el renacer de la vida se refleje en cada momento de sus existencias...
Les deseo PAZ, AMOR, FELICIDAD, COMPRENSIÓN, SOLIDARIDAD, ALEGRÍA...
una mano amiga en el hombro...
sonrisas a su paso...
caricias en las manos...
besos en la frente...
abrazos que los contengan...
mucha gente que los ame...
compañía en las horas de sus días... 
toda la comprensión de los que los rodean para sus actos...
y muchos sueños locos para convertir en realidades...

y que este 2012 que ya se nos acerca sea maravilloso, mágico, espectacular, único!!!
¡¡¡Todo el amor de mi corazón y la alegría de mi alma...que son la juventud eterna del espíritu!!!

Y deseo compartir con Uds. el primer villancico que cantamos con Ana Clara cuando aún casi no sabía hablar...

Los peces en el río

Pero mira como beben los peces en el río
Pero mira como beben por ver al Dios Nacido
Beben y Beben y vuelven a Beber
Los peces en el río por ver a Dios Nacer.

La Virgen está lavando
y tendiendo en el romero
los pajaritos cantando
y el romero floreciendo

Pero mira como beben los peces en el río
Pero mira como beben por ver al Dios Nacido
Beben y Beben y vuelven a Beber
Los peces en el río por ver a Dios Nacer.

La Virgen se está peinando
entre cortina y cortina
los cabellos son de oro
y el peine de plata fina

Pero mira como beben los peces en el río
Pero mira como beben por ver al Dios Nacido
Beben y Beben y vuelven a Beber
Los peces en el río por ver a Dios Nacer.

Haydée Norma Podestá
ó Haydecita
ó Heidi
Fisherton, en mi casa natal, 24 de diciembre de 2011

jueves, 22 de diciembre de 2011

LOS DOS

Los dos, que fuimos idea de 

uno, 

en nada hemos quedado, 

el uno del otro. 

Seguimos siendo solos en 

nada, 

sin ti y sin mí, 

uno sin otro. 

¡Huéspedes importunos de cuerpos y almas, 

distintos de ti y de mí! 

¡Siempre la misma historia! 

¡Es el amor, me dicen! 

Luego, el alejamiento de la presencia 

suya. 

Después, el olvido, confesión de la derrota, 

sin aceleración, 

sin descanso. 

-¿Nada?- 

Muerde  carne  alma  cuerpo.

Manuel María Torres Rojas

...me gustó...me caló hondo...y me la traje despacito, bajo el brazo, para compartirla en mi blog...¡¡¡Muchas gracias Manuel María!!!...nos habla al corazón de muchos...

lunes, 19 de diciembre de 2011

DERECHO A SER

Derribarás un árbol, dos, tres, cuatro,
        pero las raíces no.
    Siempre hay unas raíces
  y unos árboles que se salvan
de los cuales brotan otros.
Encerrarán un ave, dos, tres, cuatro
         pero su canto no.
     Y hay dos como el aire:
      la esperanza y el amor.
La memoria de los ancianos
   es el más real de los escritos.
Se oía en el campo y en ciudades,
    como el trinar de los pájaros
         y como el rayo de sol.
     El tirano quería detenerlo,
        pero no pudo, no:
     en sus propios ojos estaba,
           en sus oídos.
    Si cerraba sus ojos, lo oía;
       si no quería oir, lo veía.

Autor: DAVID ZACARÍAS
Maestro de idioma toba
Pampa del indio, Chaco, 1992
  

sábado, 10 de diciembre de 2011

DEJO DESLIZAR MIS DÍAS POR LA VIDA...






Dejo deslizar mis días por la vida
en esta esfera germinal de mis afectos.



Dejo deslizar mis días por la vida
gozando la plenitud verde del paisaje.
El canto en la fronda de los pájaros
fluye, en las gentiles notas, su mensaje
de esperanza en los años venideros
en esta esfera germinal de mis afectos.




Dejo deslizar mis días por la vida
en la paz ancestral de mis jardines;
en la quietud plena de mis cuartos
poblados por visiones de recuerdos;
en el contacto diario con mis libros
en esta esfera germinal de mis afectos.




Dejo deslizar mis días por la vida
con la sonrisa dulce de mis nietos,
entre las voces maduras de mis hijos
y ese amor que perdura en mi nostalgia;
porque la etapa final es bella síntesis
en esta esfera germinal de mis afectos.



Dejo deslizar mis días por la vida
agradeciendo los dones recibidos;
esta amalgama de dolor y de alegrías
que conforman la historia que me nutre,
sabiendo que lo vivido no fue en vano
en esta esfera germinal de mis afectos.


Dejo deslizar mi vida por la vida
en esta esfera germinal de mis afectos.


Haydée Norma Podestá
Fisherton, 28/11/11
Rosario, Sta Fe, Argentina
Derechos reservados




lunes, 5 de diciembre de 2011

PREGUNTAS


¡Dónde van los amores que se mueren!
¿Donde habitan los pájaros perdidos?
¿Donde sueñan los niños no nacidos?
¿Donde huyen los caminos que no vuelven?


¡Dónde van los amores que olvidan!
¿Forman nubes errantes por los cielos?
¿Son la nieve que muere en los deshielos?
¿Del desamor mundano dan medida?


¡Dónde van los amores que abandonan!
¿Son la mudez de todos los silencios?
¿Son el tictac inerte de las horas?


¿La mortandad inútil de los tiempos?
Pregunta ansioso el corazón que llora...
¿Dónde están los amores que se fueron?


Haydée Norma Podestá
Fisherton, 2/12/11
Rosario, Sta Fe, Argentina
Derechos reservados

viernes, 2 de diciembre de 2011

SI ESTA NOCHE

Si esta noche
la luna luce para nosotros,
mírame.

Si esta noche
las estrellas brillan en tu rostro,
acaríciame.

Si esta noche
me amas como siempre,
bésame,

Si ésta
es nuestra última noche,
quédate.

N.A.L.
Néstor Agustín Lombardi
20-5-2006
en "Publimentar 1"

martes, 29 de noviembre de 2011

VOLVER A AMAR



Descender
al fondo último del abismo;
verterme en el magma de algún sismo
que conmoverá las entrañas
de mi propia tierra.
Perderme
en el laberinto de voces milenarias,
en las raíces de espesuras centenarias,
vital rumor acompasando las extrañas
voces de mi fronda.
Resurgir
en las invisibles venas del planeta
para poder concretar así mis propias metas,
proyección de sueños visionarios
nutriendo mi espesura.
Esperar
en la verdura floral de renaceres,
en el ciclo plural de amaneceres
que prometen nuevas sendas
luminosas a mi alma.
Creer
en la pura ilusión de los afectos,
dejando de lado los trayectos
que oscurecieron alguna etapa
que huye de mi vida.
Saber
que estoy destinada en esta hora
para volver a amar con ansias locas
en cada latido redimiente
de mi cansado corazón herido.
Volver a amar...
Imposible pensarlo, murmuraba;
y hoy descanso en la fuerza de sus brazos
haciendo realidad otra alborada.

Haydée Norma Podestá
Rosario, 24/11/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

viernes, 25 de noviembre de 2011

MENSAJE 2




Seguirá llegando
todas las mañanas
ese beso puro
que envío por vos.
Seguiré guardando
dentro de mi alma
ese amor inmenso
que vive por vos.
Pero en la ronda
que enlaza los días
tejiendo las horas
tan lejos de vos,
reaprendo las risas
con otras caricias
de un amor ardiente
que ya no sos vos...

Quizá es el premio
que me da la vida
por haberte amado
más allá de mí.
Tal vez en tu ahora
te amen con locura,
con pasión intensa
como te amé yo
y en tu rostro amado
posen su ternura
murmurando versos
como lo hice yo...

Pasarás tus días
reviviendo encuentros
mientras yo resurjo
a un mundo de luz;
pero el relicario
de mi pecho amante
guardará el recuerdo
de tu dulce voz.
Yo te dije siempre,
más allá de todo,
y aunque hoy lo ame
no te olvido a vos
pues fuiste la fuente
de mis ilusiones,
el alma gemela
que el destino envió.

Pondrá la distancia
sus amores nuevos,
olvido o nostalgia
verterá en los dos.
Moriré en  mi cuerpo
-amor de tu vida-
cerrarán tus ojos
- de la mía, luz -
pero nuestra historia
más allá del tiempo,
más allá del mundo...
¡es eterno amor!

Haydée Norma Podestá
Rosario, 25/11/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

lunes, 21 de noviembre de 2011

HISTORIA DE LA JUANA, EL CEIBO Y EL PELAGIO


Nuestra flor nacional













La Juana era la hija menor de doña Crescencia, orgullosa descendiente de los avá, tribu de guerreros a quien los españoles de la conquista llamaron guaraníes al escuchar sus gritos de guerra guará-ny…¡combatir-les!.
Doña Crescencia siempre le repetía a su incontable descendencia de hijos, nietos y bisnietos que la sangre regada en tierra de tantos hombres torturados y muertos por los invasores se había hecho savia en las venas de los árboles del monte espeso y misterioso y que en las noches de luna nueva, cuando más umbría era la espesura, se podían escuchar sus lamentos repitiendo en una salmodia interminable…guará-ny…guará-ny…guará-ny…Era la venganza de Añá, el dios de la muerte y de la enfermedad porque los hombres que bajaron desde el Amazonas buscando la “Tierra sin mal”, lo habían desdeñado frente a Ñamandú, el dador de vida, el sustento del orden universal.
Fuera por los dichos de la anciana, fuera porque las sombras nocturnas y la ausencia de luz lunar imponían respeto a la familia de la vieja, el caso es que ninguno se aventuraba más allá de las paredes del rancho cuando Yasy, la luna,  decidía ocultar su bello rostro a los habitantes de la comunidad.
Una de esas noches en que más negra era la negrura, tanta que ni las sombras se distinguían en la oscuridad reinante, el Pelagio, el hombre de la Juana, se emborrachó sobre la borrachera que ya había traído del obraje e iba sintiendo cómo la sangre se le volvía plomo fundido en las venas y un deseo primitivo de descargar su furia contenida por tantas humillaciones sufridas en la esclavitud tolerada de su trabajo, sobre el primer ser indefenso que se le pusiera a mano, lo iba poseyendo. Los hijos, que ya conocían en el cuerpo los cambios de humor de su progenitor, escaparon hacia los rincones de la mísera vivienda en los cuales se protegían de los malos tratos.
Con cada sorbo de caña, aumentaba el enojo demencial del Pelagio, cuyos ojos inyectados en sangre escarbaban la penumbra apenas iluminada por el farol de kerosén buscando fuera del círculo de luz alguna presencia humana. Cada tanto su mano buscaba el facón metido en la faja, sobre su espalda, como si quisiera comprobar  que su aliado del coraje cobarde permanecía en su lugar.
Mientras tanto la Juana, agobiada por la atmósfera caldeada de la habitación que era cocina, lugar para comer, depósito y dormitorio para  toda la familia- y tal vez porque sabía demasiado en qué terminaban las borracheras de su hombre- había salido a la frescura de la noche, sentándose sobre uno de los tocones que les servían de asiento bajo la tosca galería quinchada de paja brava. La Juana era fea, con esa fealdad resignada de las mujeres tratadas más como un objeto de uso doméstico que como un ser con sueños y sentimientos. Era fea…pero su voz tenía la dulzura del canto de la mansa yerutí cuando arrullaba a su amada en los montes de naranjales. A la Juana le gustaba cantar; cuando su voz se fundía con el viento le parecía que su cuerpo se volvía etéreo como el aire y que el alma, su alma de pindó, se elevaba libre de las prisiones del cuerpo.
Esa noche, la Juana casi sin pensarlo comenzó a cantar y la guarania se elevó nostálgica hacia los tiempos idos…tiempos que no conocían de guaranias pero en que las tribus eran felices. La voz de la Juana estremeció las raíces y las venas del monte y los árboles agitaron levemente sus copas- yeguaka primigenia-en éxtasis celestial.
El Pelagio oyó el canto de su hembra; una explosión de odio insensato lo poseyó y poniéndose vacilante de pie, avanzó con pesados pasos  hacia la galería, arrancando en su camino la tela raída que cubría la entrada. La Juana suspendió las notas que vibraban en su garganta y, aterrada, alcanzó a esquivar el golpe de cuchillo que la buscaba. Huyó sin pensarlo al monte espeso, sintiendo como el Pelagio, animado por una fuerza sobrehumana, la perseguía. Corría desesperada por una senda invisible, más allá de los arañazos de la espina corona y de las ortigas. Ya se alejaba de la jadeante presencia de su marido, cuando sus pies tropezaron contra las raíces de un añoso ceibo que se interpuso en su camino. Caer al suelo y sentir al Pelagio sobre ella, cerrar los ojos y resignarse a la muerte, fue todo una misma sensación…
Cuando de pronto las ramas del anciano árbol se trocaron en brazos vivientes que la protegieron a ella contra el tronco mientras inmovilizaban al hombre. Una lluvia de fuego se desprendió de las flores rojas iluminando la escena, envolviendo el cuerpo del borracho y convirtiéndolo en cenizas…Sólo su facón quedó tirado a los pies de la trémula Juana.
A la mañana siguiente,  uno de los hijos la encontró abrazada al tronco del ceibo murmurando como enloquecida que Anahí, la indiecita fea de dulce voz, sacrificada por los españoles, había revivido para salvarla de la furia insensata del Pelagio…de quien suponen en el monte que huyó por los remordimientos de conciencia pues nunca más se lo vio por sus lugares habituales.

Haydée Norma Podestá
Rosario, 22/9/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados
 Imágenes subidas de Internet

lunes, 14 de noviembre de 2011

PIENSO EN VOS...




Sentada
en el borde vegetal de las aceras...
Los pies desnudos
huesudos
transpirados
atrapados
por el calor mordiente
de las hojas de este pasto
calcinado
por el sol de enero,
pienso en vos.
Alguien
en una vieja radio
destroza su melancolía
cantando, en otra parte,
no sé dónde,
en inglés .
Ininteligible queja
en una voz extraña
en que las palabras
sólo son sonidos sin sentido
- para mí-
Sentido…
Comprender las cosas.
Descifrar el mundo.
Atender señales.
Acotar la vida
a este cielo y este suelo.
Me recuerdo
que tu lengua y la mía
son las mismas.
Sin embargo
tus palabras son palabras
sin sentido
cuando llegan
a mi alma.
Entonces
en la tremenda cobardía
de volverme sorda, muda, ciega
las ignoro
fabricando un muro de cristal rosado
para ocultar la torre
aherrojada de mi vida
en que desangro
la desnuda 
incómoda
irreverente
soledad nocturna
en un silencio… sin palabras.

Haydée Norma Podestá
Rosario,12/01/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

sábado, 12 de noviembre de 2011

AMANECER





Todo es oscuridad en los jardines...
Lejano, el horizonte se ilumina
de un resplandor de rosas amarillas
que anuncia el nuevo día , en sus confines.

Vibra la vida en torno, despertando
un palpitar de alas y de trinos.
Canta un zorzal un himno a su destino
de libertad; asienten las calandrias...

La rosaleda estalla de pimpollos
donando su frescura y sus olores
Mundo  floral, zumbante de abejorros,

ladrones del néctar de las flores.
El sol naciente asoma, en tenues velos,
dorada luz  que va tiñendo  el cielo.


Haydée Norma Podestá
Rosario, 6/11/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

sábado, 5 de noviembre de 2011

VAGABUNDEO

Me pierdo
en las venas asfaltadas
de la urbe.
Vagabunda errática
sobre el entramado barroco
de las ramas de los árboles,
los techos,
los cables telefónicos,
las luces apagadas
que un sol volcánico
sombrea sobre las calles.
Busco identidades
en la multitud de rostros
que se cruzan.
Es en vano.
La masa oleante
de la gente inidentificable
semeja la marea inalterable
de una playa de cemento,
embaldosada,
adoquinada
donde el ojo atento
de algún bache
rubrica la incomodidad
de los andantes.
Maraña inalterable
de hormigas humanas,
robots enfebrecidos,
transitando a ninguna parte.
Me cruzan y descruzan
confundiendo sus rostros
con el mío
en este vagar sin rumbo
por las veredas rotas y asoleadas.

¿Dónde van?¿Adónde voy?
Miran sin ver
-mínima presencia incolora
mi humanidad errática-
indiferentes a las dudas inquisitivas
que me asaltan.
Máscaras pétreas
que ocultan sueños prendidos
a las ruinas de la nada...
El río
pone un límite a mis pasos
y desando la senda enloquecida
que me arrastra al punto inicial.
Aquel
donde me aguardan
las rutinarias acciones cotidianas.
Huir de mí...
Desmoldarme...
Dejar la piel...
Reinventarme en un resplandor de luna
que me invada cada célula,
cada centímetro del alma
y reposar
-sin preguntas, sin respuestas-
la cabeza
sobre mi almohada.

Haydée Norma Podestá
Fisherton, 6/11/11
Rosario, Santa Fe, Argentina.
Derechos reservados

miércoles, 2 de noviembre de 2011

NANA PARA UN HOMBRE NIÑO

Para Jeme Mazzetti Burga, en recuerdo de su mamá.

"Arrorró mi niño,
arrorró mi sol..."
Mi madre cantaba
su canción de cuna
haciendo en sus brazos
un cálido nido.

"Arrorró mi niño,
arrorró mi sol..."
Al dulce murmullo
de su voz de trino
cerraba mis ojos
un plácido sueño.
.

 "Duérmase mi niño,
duérmase mi sol...
Su madre lo cuida
y vela sus sueños.
.

 Un día, ya hombre,
me despediré.
Besaré su frente,
besaré su rostro;
cantaré mis nanas
quedito en su oído;
partiré  a la tierra
donde no se muere,
mientras el rocío
dulce de su llanto
abreva el recuerdo
dentro de su pecho
de quien bien le quiere...
Volveré en los rayos
de los soles tibios;
en rumor de brisas,
aletear de pájaros; 
me abriré en la flores
de las primaveras
y con dedos de aire
rozaré su frente,
beberé su llanto
y en cálido abrazo
-mi muchacho grande-
con mis quedas nanas
lo arroparé..."

Mi madre me canta
su canción de cuna
y en la voz del aire
renacen las nanas.
Palomas del viento
sus manos se posan
sobre mis cabellos
que ya son de plata.
Un tímido beso
despunta en el alba
y roza mi frente
trayéndome calma. 
.
"Arrorró mi niño,
arrorró mi amor...
Duérmase, mi mundo,
que ya nace el sol."


Y cierro los ojos
con ciega confianza...
Mi madre me cuida
con su eterno amor.
"Arrorró mi niño,
mi hombre del alma"

Haydée Norma Podestá
Rosario, 22 de mayo de 2010/ 1/11/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

domingo, 30 de octubre de 2011

ADRIANA HAYDÉE






Hoy mi hija cumple años.
Me parece verla de nuevo el día en que nació, tan bella y tan pequeñita. Tan indefensa parecía entre mis brazos...y, sin embargo, ¡qué enorme fortaleza le dio la vida!
Adriana es la hija compañera que toda mamá sueña.
Con ella hemos compartido momentos de encuentros y de desencuentros, como toda madre con su hija...pero fundamentalmente, es el apoyo en las circunstancias más difíciles de mi vida. Adriana siempre está allí, atenta a lo que vivo, a lo que me sucede, gozando con mis alegrías y dándome valor en mis tristezas.
Nos unen charlas y confidencias, sentadas en el jardín de su casa o de la mía o en algún barcito de la costanera; nos unen el amor por la familia, largos viajes compartidos con otras personas o las dos solas, como cuando nos fuimos casi casi de mochileras hasta Ushuaia; el gusto por cuidar las plantas y verlas crecer, el deseo de cocinar las recetas de la abuela, el recuperar y mantener la historia de la familia.
No somos iguales: Adri es el orden, yo la bohemia. Ella es el deporte, yo la escritura. Mi hija cuida su imagen, siempre impecable...yo le doy menos importancia a la mía...
Pero nunca voy a dejar de agradecer el milagro de su presencia en mi vida. El destino me dio una hija mujer para sentirme comprendida, cuidada, mimada, para que mi soledad de mujer adulta no sea soledad...
Más aún...el destino me dio tres hijos, dos nueras, un yerno, tres nietos,una familia y muchos amigos para conformar la riqueza de mi vida, donde mi hija mujer está atenta por mí, todos los días.
¡¡Muchas gracias, Adrianita, por existir y ser como sos!!
Te amo, hija mía.

sábado, 29 de octubre de 2011

CHUBUT

Estepa chubutense;
gris verdoso,
marrón rojizo,
amarillos...
A lo lejos
la mancha blanca
de tres ovejas.
En alocada carrera
cruza, de guanacos,
la manada.
Mancha emplumada,
avizora,
surge y se esconde
tras las jarillas
un choique y sus charitos.
Alguna mara marcando
una senda escurridiza.
La línea del horizonte
que se abraza
con un cielo gris plomizo.
Se perfilan
monótonos alambrados
que limitan
la invisible vida esteparia
que allí palpita.
Ausencia tenaz de árboles.
Sólo la mancha arbustiva
de las matas
y algún camino sinuoso
que se aleja
persiguiendo al infinito.

Inarmónico contraste...
Polución de este siglo...
Campo y bardas
salpicados de bolsas plásticas
y alguna lata herrumbrada
abandonada al descuido.

Haydée Norma Podestá
Puerto Madryn, 28/10/11
Chubut, Argentina.
Derechos reservados.

choique: suri, ñandú petiso
charitos: cría del ñandú
mara: liebre patagónica
guanaco: camélido americano



Alambrados y caminos. Las bardas al fondo del paisaje.




La estepa chubutense.
Un choique.                                                                                Manada de guanacos.

 
Mara o liebre patagónica.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿DÓNDE ESTÁS, MESITA MÍA?

Escribo ya en mi casa...
Escribo porque es lo que siempre he hecho cuando algún acontecimiento  extraordinario o algún suceso de la vida cotidiana me han impactado de manera especial...o porque las ideas surgen de tal modo que siento la necesidad visceral de verlas plasmadas en letras.
Escribo cuando me siento muy feliz o con penas en el alma.
Escribo ya en mi casa...De madrugada...Una madrugada que se desahoga en una lluvia tenue pero continua.
He pasado más de una semana viviendo prácticamente en el sanatorio, junto a mi hijo menor, el proceso de su caída de la moto, por la pérdida súbita del conocimiento, y todo el tiempo que llevó compensarlo y operar su brazo derecho. Suceso que alteró de manera imprevista mis actividades cotidianas. También el ritmo de la casa sufrió modificaciones; no he andado por varios días recorriendo mi jardín y no sé en qué momento durante esta semana, se llevaron de la zona del fondo una de las mesas de los juegos de patio. Eso sí, ladrones muy prolijos, me dejaron cuidadosamente en el suelo, la maceta que estaba sobre ella, de modo que no se rompiera. Y me pregunto si el hecho de que no se llevaran los sillones del juego  se debió a un exceso de honradez, a que les resultaron muy pesados para pasar por encima del cerco o porque mi llegada repentina, alguna de las pocas noches en que regresé a casa para dormir unas horas, les impidió seguir con su diligente tarea de apropiarse de los bienes ajenos. Por lo general, Tango queda encerrado en el jardín trasero para que no se lance encima de las personas desconocidas que llegan a la casa; pero estos días en que poco estuve en mi hogar, fue dueño absoluto del terreno... y él prefiere corretear cerca del límite con la vereda para ladrar a la vida de la calle. Deseo pensar que fue en estas circunstancias en que se llevaron  mi mesita, y no cuando he llegado a casa, casi a  la medianoche, pues Silvana llegaba a relevarme después de las diez, y yo iba hasta ese fondo casi a oscuras por los árboles y las plantas, a soltar a mi perro de su encierro...o la noche en que, ya acostada, lo sentía ladrar muy enojado hacia esa misma oscuridad que yo había cruzado unos momentos antes. No deseo pensar mucho en la situación de inseguridad que se está viviendo, pues de lo contrario, tendríamos que vivir prisioneros en nuestros hogares.
Pero, el paisaje de mi vida diaria cambió...
Los muebles de jardín los trasladé hacia el frente, donde, a la luz del día, aún podremos sentarnos a disfrutar de un rato de charla mientras mateamos con mi nuera y mis amigas o tomamos el té con mi hija y mis nietos.
Pero ya no podré sentarme a leer bajo la sombra fresca de la glorieta, despreocupadamente, mientras descansaba mis piernas sobre la mesa o utilizaba su superficie para escribir mis sentires. Esa pequeña mesa de hierro pintada de blanco estaba en mi jardín desde mucho antes  que yo naciera.
Tal vez mi abuela paterna apoyó sobre ella su costurero mientras tomaba su eterna taza de té de paico...
Tal vez mi padre dejó un momento sobre ella el diario u olvidó un cigarrillo...
Quizá mi madre la utilizó para ir acumulando los racimos de uva blanca mientras los cortaba de la parra...
Para mi hermano y para mí fue tarima para treparnos a cantar o, invertida, barco que nos llevaba a extraordinarias aventuras. A veces era una diligencia que huía de los indios mientras nos defendíamos a tiros...y espero no se critique la inocencia de nuestro juego pues no discriminábamos sino que imitábamos a las películas de cowboys que veíamos en el cine y que eran terriblemente populares en los años de mi infancia.
También contuvo los juegos de mis hijos...y escuchó sus sueños de adolescencia susurrados entre risas.
Con Ana Clara, nos sentábamos todos los miércoles a tomar el té, cuando el tiempo era agradable, en una ceremonia siempre repetida, siempre renovada, mientras esperábamos el regreso de su mamá de la escuela.
Me sorprendió primero, me indignó y me dolió después, el hueco de su ausencia.
No puedo imaginarme dónde estará ahora, ni quien la tendrá...
Pero estoy segura que su alma de metal llora la pérdida de sus amados dueños.

Haydée Norma Podestá
Fisherton, 18 de octubre de 2011

lunes, 3 de octubre de 2011

CHAT

Se asustó cuando vio su figura reflejada en el fondo del monitor. Parecía la imagen de un fantasma.
¿Cuánto tiempo hacía que no apagaba la computadora? No podía precisarlo. Reconocía que fue un movimiento involuntario, un gesto inconsciente el que la llevó a mirarse las manos que parecían como incorporadas al teclado.
Sintió sed y decidió ir a tomar agua...casi sin pensarlo, cerró la máquina.
Se mareó al levantarse. No había comido nada durante todo ese tiempo. No tenía noción ni del día ni de la hora. Las piernas le dolían de tanto estar sentada. Miró sus tobillos, siempre tan delgados; ahora le impresionaron por lo hinchados.
Cuando quiso caminar, tuvo que apoyarse en las paredes...Hacía unas horas él le había dicho algo sobre la falta de alimento para el alma y los zombies. Intentó sonreir. Ella parecía un zombie en ese momento.
Se arrastraba hacia la cocina, cuando su imagen se reflejó en el espejo grande del comedor. Le impresionó lo que veía...debía haber adelgazado tres o cuatro kilos de golpe. La piel estaba gris, su rostro ojeroso, sin brillo los ojos y perdida la sonrisa. ¡Sólo su pelo seguía hermoso, con las ondas rebeldes de todos los días!
"¡Dios mío! ¡Qué me he hecho!"- pensó. ¿Cuántas horas hacía que estaba detrás de la PC? "A ver, calculemos".
Primero abrió su perfil para buscarlo a él... aún no estaba. Entonces la llamó el profesor de Lenguas Clásicas desde Portugal. Intercambiaron los clásicos saludos y logró hacerla reir un rato con su buen humor permanente. Pensó "¡Qué viejito tan simpático! Siempre jovial a pesar de sus ochenta años y un montón de achaques".
Volvió a buscarlo en el perfil...no conectado.
Leyó algunos mails. ¡Cuántos se habían acumulado! Llamó a todas sus amigas; chateó con ellas hablando las naderías de siempre.La llamó Choli por teléfono...su amor de chateo hacía dos días que no se comunicaba. Logró ocupar una hora de su vida tratando de levantar el ánimo a su amiga.(Y en mí, ¿quién piensa?). El pensamiento le pareció egoísta e impropio de ella. Siempre había vivido resolviendo los problemas de los demás. Era cierto que no lo buscaba, pero funcionaba como un imán que atraía a todos los que necesitaban contención y consuelo.
Después chateó un rato con su nieta. Intercambió poesías con un poeta chileno; fotos de Cataratas y Antártida con su primo Carlos.
En ese rastrear personas, buscó a su amigo más fiel del mundo abstracto del chateo; lo vio conectado y decidió no interrumpirlo. Sin embargo se quedó con la sensación de que lo necesitaba, de que quería oir las palabras del hombre que había logrado cambios en su persona con sus consejos. Pero, estaba su numerosa prole reunida con él en el país y además le había comentado que tenía mucho trabajo pendiente pues en unos días se ausentaba por semanas debido a sus actividades. Por eso se alegró cuando fue él mismo quien la llamó y pudieron conversar un rato. Lo que no podía precisar era si esta charla fue después de que su amor lejano la llamara...¿O sucedió antes?...¡Cómo se había trastocado la sucesión del tiempo!
Apareció su amiga Susana  desde Usuhaia para avisarle que en dos días  estaba por la ciudad...No había organizado nada para recibirla...y no faltaba mucho para festejarle su cumpleaños, acontecimiento  anual que reunía  a las viejas amigas y que este año le tocaba preparar a ella...Se sentía como fuera de la realidad de las cosas cotidianas...más aún, le pesaban en el cuerpo y en el alma. Para pasar las horas, leyó más mails que le sabían a cosa inútil; constató su perfil innumerables veces (¡seguía desconectado!); chateó con otras personas, familiares y amigos que entraban y salían  de ese monitor que la tenía prisionera, hipnotizada...
¡Ahora sí! ¡Llegaba el pedido de su amor para estar juntos en ese mundo virtual que la fagocitaba!
El corazón le dolió al cerrarse como un puño de ansiedad comprimida. Después comenzó a golpear desacompasadamente...
"¿Por qué- se preguntó- a mí, que soy rebelde por naturaleza este hombre me conmueve, me domina?¿Por qué despierta esa ternura que quisiera poder atravesar distancias para acariciar su pelo, besar su rostro bebiendo gota a gota su tristeza?¿Por qué esa necesidad visceral de devolverle la sonrisa, de deshacer su ceño siempre adusto, de jugar con sus manos a inventar pájaros en el aire?
"El chat no está considerado comunicación humana". Los argumentos dados por la profesora del curso que estaba haciendo  volvieron a su mente.
No es comunicación humana...se escribe  una pantalla, pueden verse gestos y adivinar tonos de voz, pero mediatizados por la tecnología, no hay proxemia...contacto de piel a piel..."¿No es comunicación humana?" Ella conocía su imagen únicamente sentada frente al monitor; pero  podía acurrucarse entre sus brazos, perderse en su mirada, sentir su ternura... en ese mundo imaginario que los contenía cada vez que conversaban...aunque no pudiera compartir el calor de sus manos ni la fuerza de los abrazos ni el roce de las caricias. Pensó ..."¿Por qué se había enamorado con ese metejón adolescente?"
Soledad...Soledades... Vacíos de amor. Necesidad de sentirse amada...
La habían conquistado sus palabras; hallaron eco en su alma de mujer sin edad.
Pero debía reconocer que toda ella se estrellaba contra la prudencia reflexiva de él...Que la nombraba "amor"  y marcaba tiempos de espera; que escribía "te quiero" pero mencionaba largos caminos para cumplir etapas; que parecía requerirla como a una amante y luego le daba el trato de una amiga.
Agua y fuego. Eso eran.
Ella siempre fue fuego; apasionada, ardiente, luchadora, buscando la línea de frente donde se dan y reciben las pedradas.
Él parecía el agua; sereno, reflexivo...Mas el agua siempre termina dominando al fuego, apagándolo, dejándolo sin su sentido de ser...

Tambaleóse otro poco hacia la cocina, abrió la heladera y se vació lentamente una botella de agua fría sobre la cabeza. El agua corrió por su pelo, entró en su boca sedienta de besos, bajó entre sus senos acariciándolos, corrió por sus piernas y se frenó en el piso.
Miró por casualidad el reloj. ¡Veintidós horas de su vida prendidas al chateo! ¿Y cuántas más los meses anteriores?
El sol comenzaba a enviar su luz rosada detrás de la ventana.
Amanecía.
Un día nuevo amanecía.
Se metió bajo el agua tibia de la ducha, se frotó muy fuerte con las toallas, formó con sus dedos los rulos en el pelo mojado, se calzó su viejo vaquero en la cintura, la remera blanca con puntillas, sus alpargatas de andar y desandar las calles de su barrio, bebió un café amargo y fuerte a las apuradas, abrió la puerta de su casa y se perdió en la vida real que la esperaba con sus sorpresas de todos los días.
Atrás quedaba el ojo gris de la pantalla de una computadora vacía.

Haydée Norma Podestá
Revisión del original del año 2006
Rosario, 4 de octubre de 2011(Día del cumple de Mario Escalante ...¡¡¡Feliz cumple, Marito!!!)
Derechos reservados

viernes, 30 de septiembre de 2011

HEIDI

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
tampoco capaz de abrirse al amor
bajo tu vientre ...

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
para nacer a la vida cada día
para todos sus instantes ...

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
para despertar con los ojos del amor
en tus pupilas ...

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
para sonreir infinitos de ternura
en tus labios complacidos ...

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
para que empiece a caminar con tus pasos
y con mis manos dibujes arabescos en el aire ...

Heidi
cinco para las seis no hay otra hora
mejor que la aurora entre gotas de rocío ...

préstame los rayos de sol entre las hojas
para saludar a nuestro amor cada mañana ...


JEME MAZZETTI BURGA

 

viernes, 23 de septiembre de 2011

UN INSTANTE




Lo esperaba sentada debajo de la sombra del montecito; la mirada, baja y perdida en ensoñaciones, descansaba sobre el agua clara del arroyuelo. Percibí el chasquido de una rama. Un instante después sentí su aliento ardoroso sobre mi nuca. Me dí vuelta con la sonrisa oliendo a felicidad, cuando dos manos atenazaron mi cuello… Ahora mi alma navega aguas abajo sobre una violácea flor de jacarandá.

Haydée Norma Podestá
Rosario, 23/9/11
Santa Fe, Argentina
Derechos reservados

jueves, 22 de septiembre de 2011

HOMBRE EN LA TINA

                                                                por HUMBERTO DIB

Humberto Dib es un escritor al cual llego a través de un comentario en mi blog. Y me maravillaron sus cuentos breves pero muy jugosos para disparar la reflexión. Me parecen apropiados para trabajar con adolescentes- por lo menos los que he alcanzado a leer- porque , además de las actividades pedagógicas propias del Área Lengua, sirven para hacerlos pensar, analizar,debatir, argumentar y debatir las ideas de cada uno sobre el cuento. Y plasmarlos también a través de otros lenguajes literarios, artísticos y teatrales.

Al pasar por el cuarto de baño, Clara vio a su marido sumergido en la tina; estaba cubierto de espuma y lucía una dichosa sonrisa que le iluminaba el rostro. A su lado tenía una mesita sobre la cual había colocado una lámpara con luz tenue y una copa de vino blanco. Su cabeza descansaba sobre la toalla y tenía las manos apoyadas en los bordes de la loza. Clara dio dos golpecitos en la puerta y- sin esperar ningún permiso- entró al baño. Caminó hacia él que ya le extendía los brazos. Se agachó, le tomó el mentón y dejó allí un beso. Al darse vuelta para salir, con el codo, hizo caer la lámpara adentro del agua, así que tuvo que esperar a que él acabase con aquellos horribles espasmos para salir-desconsolada, claro está- a pedir ayuda a los vecinos. Ya se lo había advertido: No sigas viendo a esa mujer…y tampoco lleves aparatos eléctricos al baño.

sábado, 17 de septiembre de 2011

LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS



Atardece en la ciudad recostada hacia el este. Las primeras luces se van encendiendo como pidiéndose permiso una a la otra. Pronto, un parpadeo de guiños luminosos puebla la lejanía hacia el oeste, como chispas rebeldes de ese sol que va muriendo su agonía cotidiana para desconocernos tras el horizonte…Ya no regalará su luz brillante, y cada día más caldeada de primavera, hasta la mañana…El transcurrir de las horas acompañará  a las sombras nocturnas y los habitantes del paisaje urbano irán cambiando lentamente para ir desapareciendo las familias y los amigos en la búsqueda de sus sitios de reposo, dejando paso a las bandas de adolescentes noctámbulos que van poblando las esquinas, con la botella de cerveza en la mano y el orín pronto contra las paredes.
Camino las calles de empedrado grueso que conforman el paseo recuperado sobre la costa del Paraná, en los terrenos que pertenecieron a un ferrocarril que ya es historia irrecuperable, porque se desmembraron las instalaciones portuarias de esta Rosario que en algún momento fue considerada importante puerto, granero del mundo. Tanto ha cambiado la fisonomía de la zona que ya casi no reconozco la Estación Rosario Central, cabecera de los trenes que iban hacia los pueblos y ciudades de mi provincia . Ahora funciona en ella La Isla de los Inventos, una de las zonas dedicadas a los niños y niñas, que componen el Tríptico de la Infancia. Durante muchos días de mi niñez y de mi adolescencia pasé por esta estación cuando llegaba o me iba del centro de la ciudad hacia Fisherton en los trenes que me depositaban en la parada Kilómetro Nueve, a cuya vera está mi casa natal. El trepidar de sus ruedas en las vías es parte de la música que acompasó mi niñez y que debe haberme servido más de una vez de repetida canción de cuna para lograr mi sueño. Tanto tengo ese sonido incorporado a mis células que ya ni lo siento cuando pasa algún tren carguero protestando su canción de hierro y se incorpora armónicamente a los restantes ruidos de la casa.
Los adoquines están húmedos de lluvia y roban para lucirse los colores de las luces encendidas. Etérea belleza que, con la complicidad del agua, los transforma por unas horas de absurdas Cenicientas en mágicas princesas que indefectiblemente desaparecerán a la medianoche…en este caso determinada por la evaporación de la llovizna. Desando los metros que nos faltan hacia el restorán que nos llama refugiado en  sus paredes de vidrio, desde las barrancas del río, con  pasos cansados; hoy he andado todo el día corriendo de una actividad hacia otra completamente distinta y mi cuerpo me reclama un asiento …¡¡¡mi reino por una silla!!, pienso parafraseando al rey inglés.
Un poco más adelante, mi hija Adriana, con Raquel y Lili van charlando y riendo despreocupadamente, cuando la intervención de un cuidacoches bastante fumado, que les extiende un trapo en el piso para que no se mojen los pies en los charcos, con una reverencia mímicamente principesca, las detiene por la sorpresa y me permite alcanzarlas.¡Qué fácil resulta regalar un gracias y una sonrisa al grotesco improvisador de galantería en esta noche empapada de neblina convertida por efecto de no sé qué mágico conjuro en castillo de hadas por unos instantes!
Llegamos a Flora y elegimos una mesa contra el río. La pared de vidrio  finge ser inexistente y me siento inmersa en el paisaje de la costa, como si yo misma integrase ese contraste de césped y flores de los jardines con el pastizal y los árboles de la orilla.
Una cabellera de sauces y álamos oculta la línea irregular  donde el agua desdibuja la tierra y detrás de la oscuridad de sus sombras me permite adivinar el cauce del río que se desliza lentamente hacia su sueño de ser mar.
Mientras esperamos que nos sirvan la cena, mi mente se fuga de la realidad circundante y se sumerge en la felicidad de los recuerdos en tanto desaparece el piso de cerámicos para enraizar mis pies en la tierra que me sostiene conectando la savia de mis venas con esas otras venas cuya sangre recorre otro cuerpo en otro lugar y en otro tiempo… ¡No poder visualizar la simultaneidad de las acciones!
Las luces lejanas del puente a Victoria sostienen mi mirada perdida en las evocaciones, como fulgores remotos, que poco a poco van concretándose sobre un cielo casi inexistente, porque un buque de gran calado interrumpe con su silueta el desleído paisaje de fondo devolviéndome a la conciencia del momento presente. Viene flotando como suspendido en el aire, con sus luces reflejadas sobre las ondas calmas, en medio de la mortuoria oscuridad nocturna, rodeado de tanto silencio afuera que pareciera un fantasma de expediciones perdidas en los tiempos deslizándose sobre el agua neblinosa. El brillo y el bullicio de adentro me despiertan del todo al mundo real que me rodea y me detengo a penetrar los contrastes que me ofrece este entorno que me contiene.
Más tarde, Adriana me deja en casa para traspasar, fantasma viva, la soledad de mis paredes.
Por suerte ya amanece…

Haydée Norma Podestá
Rosario, 17 de setiembre de 2011
Derechos reservados