viernes, 15 de mayo de 2009

ENIGMA

Eran las doce de la noche cuando me acordé de Bartolo. Fue como una luz roja que titiló de repente. ¿Por qué no me había llamado? No era lo normal. El viejo solía hacerlo varias veces en el día.
Apagué el televisor donde "Los pibes chorros" hacían su presentación. Salí a desgano. En la calle, el frío me abofeteó la cara. No se veía a nadie en ese barrio desierto.
Llegué a la casa. Nada... Ni una luz... Sólo las voces del televisor a través de las persianas. Llamé una, dos, tres veces. Don Bartolo no contestó. Extrañado, rodeé la vivienda. Las ventanas cerradas. Nada raro en el pequeño jardín que era su orgullo.
Tuve que volver por mi llave. ¿Qué habría pasado?
Confieso que regresé casi a desgano. No era agradable atravesar tantas veces las callesuchas de la villa en esa noche invernal. Cuando pude abrir pensé que el viejo se habría dormido con la T.V. encendida. Traté de caminar en el semiresplandor que emanaba de la pantalla en esa habitación a oscuras, sin hacer ruido para no despertarlo, hacia la llave de la luz y la oprimí. Entonces lo vi. Maniatado a una silla, amordazado, gimiendo muy débilmente. Corrí a socorrerlo. Tenía los dedos quemados. La flor sangrante de una herida se abría en su frente. Balbuceaba algo, pero no lo entendí. Lo acosté sobre la cama como pude y lo revisé todo. Nada raro. Nada fuera de lugar. Sólo el viejo desentonaba en la pulcritud total de esa habitación.

-Pero...¿por qué?...¿por qué?...¡¡Ayyy, hijo e'p...ayyyyy!!! Si fui yo quien llamó a la policía. Creanmé. Fui yo...¡Por favor!...no...no me golpeen más. Les juro que lo encontré todavía respiran..dooo...ayyyy...yo no lo maté...yo no...lo maté...
Pude presentir que se miraron. Mi cuerpo era un único golpe dolorido. Entre sueños sentía cómo hablaban.Me habían pegado tanto que me estaba desmayando...

-Che...me parece que te pasaste...¿hay algo más? ¿Tenés otras pistas?
- No...El viejo vivía solo y todos lo querían...Ni una huella.
-¡Qué macana!...y están marcando de cerca a la seccional...demasiadas cosas sin resolver...
-¿Si llamamos a Fulano? A lo mejor...
-¡No!...dejá...este tipo nos resuelve el problema...Escribí la confesión...

Fue lo último que escuché. Cuando desperté ya estaba acá. El frío de los barrotes rayaba mi cara. ¿Por qué tuve que avisar a la cana?...Si yo no fui. ¡No fui! ¡No fuiiiii!! ¿Será mi impotente grito hasta el día del juicio? Mientras , transcurre mi vida preso en esta comisaría.
Injustamente... preso en esta cárcel.

Haydée Norma Podestá
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