domingo, 30 de octubre de 2011

ADRIANA HAYDÉE






Hoy mi hija cumple años.
Me parece verla de nuevo el día en que nació, tan bella y tan pequeñita. Tan indefensa parecía entre mis brazos...y, sin embargo, ¡qué enorme fortaleza le dio la vida!
Adriana es la hija compañera que toda mamá sueña.
Con ella hemos compartido momentos de encuentros y de desencuentros, como toda madre con su hija...pero fundamentalmente, es el apoyo en las circunstancias más difíciles de mi vida. Adriana siempre está allí, atenta a lo que vivo, a lo que me sucede, gozando con mis alegrías y dándome valor en mis tristezas.
Nos unen charlas y confidencias, sentadas en el jardín de su casa o de la mía o en algún barcito de la costanera; nos unen el amor por la familia, largos viajes compartidos con otras personas o las dos solas, como cuando nos fuimos casi casi de mochileras hasta Ushuaia; el gusto por cuidar las plantas y verlas crecer, el deseo de cocinar las recetas de la abuela, el recuperar y mantener la historia de la familia.
No somos iguales: Adri es el orden, yo la bohemia. Ella es el deporte, yo la escritura. Mi hija cuida su imagen, siempre impecable...yo le doy menos importancia a la mía...
Pero nunca voy a dejar de agradecer el milagro de su presencia en mi vida. El destino me dio una hija mujer para sentirme comprendida, cuidada, mimada, para que mi soledad de mujer adulta no sea soledad...
Más aún...el destino me dio tres hijos, dos nueras, un yerno, tres nietos,una familia y muchos amigos para conformar la riqueza de mi vida, donde mi hija mujer está atenta por mí, todos los días.
¡¡Muchas gracias, Adrianita, por existir y ser como sos!!
Te amo, hija mía.

sábado, 29 de octubre de 2011

CHUBUT

Estepa chubutense;
gris verdoso,
marrón rojizo,
amarillos...
A lo lejos
la mancha blanca
de tres ovejas.
En alocada carrera
cruza, de guanacos,
la manada.
Mancha emplumada,
avizora,
surge y se esconde
tras las jarillas
un choique y sus charitos.
Alguna mara marcando
una senda escurridiza.
La línea del horizonte
que se abraza
con un cielo gris plomizo.
Se perfilan
monótonos alambrados
que limitan
la invisible vida esteparia
que allí palpita.
Ausencia tenaz de árboles.
Sólo la mancha arbustiva
de las matas
y algún camino sinuoso
que se aleja
persiguiendo al infinito.

Inarmónico contraste...
Polución de este siglo...
Campo y bardas
salpicados de bolsas plásticas
y alguna lata herrumbrada
abandonada al descuido.

Haydée Norma Podestá
Puerto Madryn, 28/10/11
Chubut, Argentina.
Derechos reservados.

choique: suri, ñandú petiso
charitos: cría del ñandú
mara: liebre patagónica
guanaco: camélido americano



Alambrados y caminos. Las bardas al fondo del paisaje.




La estepa chubutense.
Un choique.                                                                                Manada de guanacos.

 
Mara o liebre patagónica.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿DÓNDE ESTÁS, MESITA MÍA?

Escribo ya en mi casa...
Escribo porque es lo que siempre he hecho cuando algún acontecimiento  extraordinario o algún suceso de la vida cotidiana me han impactado de manera especial...o porque las ideas surgen de tal modo que siento la necesidad visceral de verlas plasmadas en letras.
Escribo cuando me siento muy feliz o con penas en el alma.
Escribo ya en mi casa...De madrugada...Una madrugada que se desahoga en una lluvia tenue pero continua.
He pasado más de una semana viviendo prácticamente en el sanatorio, junto a mi hijo menor, el proceso de su caída de la moto, por la pérdida súbita del conocimiento, y todo el tiempo que llevó compensarlo y operar su brazo derecho. Suceso que alteró de manera imprevista mis actividades cotidianas. También el ritmo de la casa sufrió modificaciones; no he andado por varios días recorriendo mi jardín y no sé en qué momento durante esta semana, se llevaron de la zona del fondo una de las mesas de los juegos de patio. Eso sí, ladrones muy prolijos, me dejaron cuidadosamente en el suelo, la maceta que estaba sobre ella, de modo que no se rompiera. Y me pregunto si el hecho de que no se llevaran los sillones del juego  se debió a un exceso de honradez, a que les resultaron muy pesados para pasar por encima del cerco o porque mi llegada repentina, alguna de las pocas noches en que regresé a casa para dormir unas horas, les impidió seguir con su diligente tarea de apropiarse de los bienes ajenos. Por lo general, Tango queda encerrado en el jardín trasero para que no se lance encima de las personas desconocidas que llegan a la casa; pero estos días en que poco estuve en mi hogar, fue dueño absoluto del terreno... y él prefiere corretear cerca del límite con la vereda para ladrar a la vida de la calle. Deseo pensar que fue en estas circunstancias en que se llevaron  mi mesita, y no cuando he llegado a casa, casi a  la medianoche, pues Silvana llegaba a relevarme después de las diez, y yo iba hasta ese fondo casi a oscuras por los árboles y las plantas, a soltar a mi perro de su encierro...o la noche en que, ya acostada, lo sentía ladrar muy enojado hacia esa misma oscuridad que yo había cruzado unos momentos antes. No deseo pensar mucho en la situación de inseguridad que se está viviendo, pues de lo contrario, tendríamos que vivir prisioneros en nuestros hogares.
Pero, el paisaje de mi vida diaria cambió...
Los muebles de jardín los trasladé hacia el frente, donde, a la luz del día, aún podremos sentarnos a disfrutar de un rato de charla mientras mateamos con mi nuera y mis amigas o tomamos el té con mi hija y mis nietos.
Pero ya no podré sentarme a leer bajo la sombra fresca de la glorieta, despreocupadamente, mientras descansaba mis piernas sobre la mesa o utilizaba su superficie para escribir mis sentires. Esa pequeña mesa de hierro pintada de blanco estaba en mi jardín desde mucho antes  que yo naciera.
Tal vez mi abuela paterna apoyó sobre ella su costurero mientras tomaba su eterna taza de té de paico...
Tal vez mi padre dejó un momento sobre ella el diario u olvidó un cigarrillo...
Quizá mi madre la utilizó para ir acumulando los racimos de uva blanca mientras los cortaba de la parra...
Para mi hermano y para mí fue tarima para treparnos a cantar o, invertida, barco que nos llevaba a extraordinarias aventuras. A veces era una diligencia que huía de los indios mientras nos defendíamos a tiros...y espero no se critique la inocencia de nuestro juego pues no discriminábamos sino que imitábamos a las películas de cowboys que veíamos en el cine y que eran terriblemente populares en los años de mi infancia.
También contuvo los juegos de mis hijos...y escuchó sus sueños de adolescencia susurrados entre risas.
Con Ana Clara, nos sentábamos todos los miércoles a tomar el té, cuando el tiempo era agradable, en una ceremonia siempre repetida, siempre renovada, mientras esperábamos el regreso de su mamá de la escuela.
Me sorprendió primero, me indignó y me dolió después, el hueco de su ausencia.
No puedo imaginarme dónde estará ahora, ni quien la tendrá...
Pero estoy segura que su alma de metal llora la pérdida de sus amados dueños.

Haydée Norma Podestá
Fisherton, 18 de octubre de 2011

lunes, 3 de octubre de 2011

CHAT

Se asustó cuando vio su figura reflejada en el fondo del monitor. Parecía la imagen de un fantasma.
¿Cuánto tiempo hacía que no apagaba la computadora? No podía precisarlo. Reconocía que fue un movimiento involuntario, un gesto inconsciente el que la llevó a mirarse las manos que parecían como incorporadas al teclado.
Sintió sed y decidió ir a tomar agua...casi sin pensarlo, cerró la máquina.
Se mareó al levantarse. No había comido nada durante todo ese tiempo. No tenía noción ni del día ni de la hora. Las piernas le dolían de tanto estar sentada. Miró sus tobillos, siempre tan delgados; ahora le impresionaron por lo hinchados.
Cuando quiso caminar, tuvo que apoyarse en las paredes...Hacía unas horas él le había dicho algo sobre la falta de alimento para el alma y los zombies. Intentó sonreir. Ella parecía un zombie en ese momento.
Se arrastraba hacia la cocina, cuando su imagen se reflejó en el espejo grande del comedor. Le impresionó lo que veía...debía haber adelgazado tres o cuatro kilos de golpe. La piel estaba gris, su rostro ojeroso, sin brillo los ojos y perdida la sonrisa. ¡Sólo su pelo seguía hermoso, con las ondas rebeldes de todos los días!
"¡Dios mío! ¡Qué me he hecho!"- pensó. ¿Cuántas horas hacía que estaba detrás de la PC? "A ver, calculemos".
Primero abrió su perfil para buscarlo a él... aún no estaba. Entonces la llamó el profesor de Lenguas Clásicas desde Portugal. Intercambiaron los clásicos saludos y logró hacerla reir un rato con su buen humor permanente. Pensó "¡Qué viejito tan simpático! Siempre jovial a pesar de sus ochenta años y un montón de achaques".
Volvió a buscarlo en el perfil...no conectado.
Leyó algunos mails. ¡Cuántos se habían acumulado! Llamó a todas sus amigas; chateó con ellas hablando las naderías de siempre.La llamó Choli por teléfono...su amor de chateo hacía dos días que no se comunicaba. Logró ocupar una hora de su vida tratando de levantar el ánimo a su amiga.(Y en mí, ¿quién piensa?). El pensamiento le pareció egoísta e impropio de ella. Siempre había vivido resolviendo los problemas de los demás. Era cierto que no lo buscaba, pero funcionaba como un imán que atraía a todos los que necesitaban contención y consuelo.
Después chateó un rato con su nieta. Intercambió poesías con un poeta chileno; fotos de Cataratas y Antártida con su primo Carlos.
En ese rastrear personas, buscó a su amigo más fiel del mundo abstracto del chateo; lo vio conectado y decidió no interrumpirlo. Sin embargo se quedó con la sensación de que lo necesitaba, de que quería oir las palabras del hombre que había logrado cambios en su persona con sus consejos. Pero, estaba su numerosa prole reunida con él en el país y además le había comentado que tenía mucho trabajo pendiente pues en unos días se ausentaba por semanas debido a sus actividades. Por eso se alegró cuando fue él mismo quien la llamó y pudieron conversar un rato. Lo que no podía precisar era si esta charla fue después de que su amor lejano la llamara...¿O sucedió antes?...¡Cómo se había trastocado la sucesión del tiempo!
Apareció su amiga Susana  desde Usuhaia para avisarle que en dos días  estaba por la ciudad...No había organizado nada para recibirla...y no faltaba mucho para festejarle su cumpleaños, acontecimiento  anual que reunía  a las viejas amigas y que este año le tocaba preparar a ella...Se sentía como fuera de la realidad de las cosas cotidianas...más aún, le pesaban en el cuerpo y en el alma. Para pasar las horas, leyó más mails que le sabían a cosa inútil; constató su perfil innumerables veces (¡seguía desconectado!); chateó con otras personas, familiares y amigos que entraban y salían  de ese monitor que la tenía prisionera, hipnotizada...
¡Ahora sí! ¡Llegaba el pedido de su amor para estar juntos en ese mundo virtual que la fagocitaba!
El corazón le dolió al cerrarse como un puño de ansiedad comprimida. Después comenzó a golpear desacompasadamente...
"¿Por qué- se preguntó- a mí, que soy rebelde por naturaleza este hombre me conmueve, me domina?¿Por qué despierta esa ternura que quisiera poder atravesar distancias para acariciar su pelo, besar su rostro bebiendo gota a gota su tristeza?¿Por qué esa necesidad visceral de devolverle la sonrisa, de deshacer su ceño siempre adusto, de jugar con sus manos a inventar pájaros en el aire?
"El chat no está considerado comunicación humana". Los argumentos dados por la profesora del curso que estaba haciendo  volvieron a su mente.
No es comunicación humana...se escribe  una pantalla, pueden verse gestos y adivinar tonos de voz, pero mediatizados por la tecnología, no hay proxemia...contacto de piel a piel..."¿No es comunicación humana?" Ella conocía su imagen únicamente sentada frente al monitor; pero  podía acurrucarse entre sus brazos, perderse en su mirada, sentir su ternura... en ese mundo imaginario que los contenía cada vez que conversaban...aunque no pudiera compartir el calor de sus manos ni la fuerza de los abrazos ni el roce de las caricias. Pensó ..."¿Por qué se había enamorado con ese metejón adolescente?"
Soledad...Soledades... Vacíos de amor. Necesidad de sentirse amada...
La habían conquistado sus palabras; hallaron eco en su alma de mujer sin edad.
Pero debía reconocer que toda ella se estrellaba contra la prudencia reflexiva de él...Que la nombraba "amor"  y marcaba tiempos de espera; que escribía "te quiero" pero mencionaba largos caminos para cumplir etapas; que parecía requerirla como a una amante y luego le daba el trato de una amiga.
Agua y fuego. Eso eran.
Ella siempre fue fuego; apasionada, ardiente, luchadora, buscando la línea de frente donde se dan y reciben las pedradas.
Él parecía el agua; sereno, reflexivo...Mas el agua siempre termina dominando al fuego, apagándolo, dejándolo sin su sentido de ser...

Tambaleóse otro poco hacia la cocina, abrió la heladera y se vació lentamente una botella de agua fría sobre la cabeza. El agua corrió por su pelo, entró en su boca sedienta de besos, bajó entre sus senos acariciándolos, corrió por sus piernas y se frenó en el piso.
Miró por casualidad el reloj. ¡Veintidós horas de su vida prendidas al chateo! ¿Y cuántas más los meses anteriores?
El sol comenzaba a enviar su luz rosada detrás de la ventana.
Amanecía.
Un día nuevo amanecía.
Se metió bajo el agua tibia de la ducha, se frotó muy fuerte con las toallas, formó con sus dedos los rulos en el pelo mojado, se calzó su viejo vaquero en la cintura, la remera blanca con puntillas, sus alpargatas de andar y desandar las calles de su barrio, bebió un café amargo y fuerte a las apuradas, abrió la puerta de su casa y se perdió en la vida real que la esperaba con sus sorpresas de todos los días.
Atrás quedaba el ojo gris de la pantalla de una computadora vacía.

Haydée Norma Podestá
Revisión del original del año 2006
Rosario, 4 de octubre de 2011(Día del cumple de Mario Escalante ...¡¡¡Feliz cumple, Marito!!!)
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