lunes, 29 de junio de 2009

MÁS ALLÁ...

Resbala la voz los túneles del tiempo,
y del invierno, las grises mariposas,
en sus alillas llevan
al fondo de las cosas,
el eco amoroso de mi profundo acento.

Mi aliento entibia la soledad del viento,
de mi sentimiento mensajero aliado,
que en la escarchada noche
golpea en tu ventana
palabras de amor nuevas para su amado dueño.

Cierra mis ojos un traicionero sueño
donde se acuna un llanto de sal y risa
que un pestañeo leve
desprende hasta mi boca
porque te siento cerca sabiéndote tan lejos.

Alma fugitiva en el espacio etéreo,
esencia fundida en tu misma esencia,
horadando la noche
juntamos nuestros cuerpos
creando vida cierta a tan real presencia.

Plasmando en la galaxia un mundo nuevo,
forjado en tus caricias, mis dulces besos
estremecido abrazo
encierra nuestros cuerpos
para dormirnos juntos en amoroso juego.

Más allá de la vida se gesta nuestra vida...
Más allá de los sueños renace nuestro sueño...

Haydée Norma Podestá

domingo, 21 de junio de 2009

MI VIEJO

(Mi hermano Pirucho me dio a leer esta poesía en el día del padre y como me gustó la comparto con mis lectores y amigos)

Dondequiera que voy, lo llevo conmigo.
Latiendo en mi sangre. En mi corazón, prendido.
Siguiendo sus pasos me largué al camino
y en sus sueños humildes, fui acunando los míos.
En su nombre honesto, cimenté mis ladrillos
y en su misma huerta, he sembrado mi trigo.
En sus manos rugosas de laburo y rocío,
protegí a las mías de tormentas y fríos.
En su mesa sin lujos, de sencillo vino,
he bebido consejos, he comido pan limpio.
Y aunque a veces pensamos con criterios distintos,
qué sería mi vida sin su voz y su abrigo,
una triste guitarra, sin un solo sonido,
una playa sin mar, un gorrión sin nido.
Simplemente por esto, con amor infinito,
dondequiera que voy, lo llevo conmigo.
Y a todos los vientos, con orgullo digo:
Ese hombre es mi Padre. Mi viejo. Mi amigo.
Y lo tengo aquí, en mi corazón, prendido.

Horacio Alberto Vero
del libro "Paisajes"

FELIZ DIA DEL PADRE

Los mejores deseos de un FELIZ DÍA, a todos los padres de mi familia, de mi entorno y del mundo.

...y deseo compartir una idea que me llegó en un email de un amigo de mi hijo menor..."Padre hay uno solo, y es aquel que ejerce una paternidad responsable, proveyendo lo material y lo espiritual todos los días, y en muchos casos aún siquiera sin haber sido padre biológico"...

Acuerdo con la función de paternidad responsable enmarcada en el amor...pero en mi caso particular, no puedo decir que haya tenido un solo padre...y en este día dedicado a honrar a los papás...y en cada uno de los días de mi vida, mi recuerdo vuela hacia los dos padres que ella me diera.
En primer lugar, César Augusto, mi padre biológico. Papá se casó ya mayor para su época, pues tenía treinta y dos años en ese momento y sólo compartió conmigo catorce años de mi vida, casi casi llegando a los quince. Ya he hablado de la poderosa e imborrable huella que dejó en mí. En la base de la manera de pensar y de encarar el mundo yo "soy" mi padre. De él heredé la mansedumbre diaria, la risa franca, la bondad como forma de mirar el mundo, los sueños y la rebeldía frente a las injusticias. Murió demasiado pronto, arrebatado a nuestras vidas por efectos de un tétano mal curado; cuando se dieron cuenta los médicos, ya la infección había tomado la médula espinal y nada pudieron hacer para salvarle la vida...Se fue caminando un sábado a la mañana para atenderse nuevamente...y lo regresaron a mi vida muerto veinticuatros horas después.El primer golpe de dolor grande que terminó con la etapa feliz de la infancia y marcó de algún modo mi adolescencia.
Pero el destino nos dio a mi hermano y a mí, otro padre, porque verdaderamente Victorio fue padre nuestro por amor...y en esa paternidad responsable no biológica sino puramente por amarnos, fue la continuidad de mi padre, un abuelo para mis hijos y un bisabuelo para mis nietos...ya que mi papá es sólo una foto y un bello recuerdo tanto para mis hijos y nietos como para los de mi hermano.
Victorio jamás compitió con el recuerdo de nuestro padre; todo lo contrario, y tanto la foto de papá como el retrato familiar al óleo de mi abuelo Podestá continuaron ocupando sus lugares de privilegio en nuestro hogar.Él llegó a nuestras vidas para integrarse a ellas sin conflictos.El día de la boda religiosa con mi madre, cuando la aceptó "para toda la vida"(sólo la sobrevivió dos años a su muerte y se fue apagando como un fueguito de tanto que la extrañaba, a pesar de nuestra permanente compañía), también nos aceptó a nosotros como sus propios únicos hijos y jamás faltó a ese compromiso.
Siempre lo llamé "mi papá" frente a las nuevas relaciones; los viejos vecinos del barrio que habían conocido a mi padre biológico no necesitaban explicaciones y en los contados casos en que cabía explicar que en verdad era mi padrastro, jamás usé esta palabra sino que simplemente decía "papá murió y Victorio -como lo llamábamos-lo continúa".
Y fue así...nuestra existencia continuó del mismo modo, dedicándonos al estudio y en idénticas condiciones de vida a como estábamos acostumbrados, integrando una familia que se enriqueció con mi abuela Juana, su mamá, con nuevos tíos y nuevos primos a los que ya teníamos.
Gran lector como mi padre, si aquél me enseñó a soñar mirando las estrellas y contándonos relatos fabulosos, Victorio me enseñó a amar el Paraná en los incontables fines de semana de mi adolescencia y mi primera juventud en que salíamos, familia y amigos, a navegar en su lancha y a acampar en las islas cuando éstas estaban aún casi deshabitadas y era toda una aventura recorrerlas a pie y el agua del río podía beberse de la costa sin temor a que estuviese contaminada.
Por eso hoy, en el Día del Padre, mi homenaje a mis dos papás, que ocupan igual lugar en mi corazón; a mis dos padres inolvidables: el que me engendró por amor y el que permaneció cuarenta y cinco años junto a nosotros, también por amor.

jueves, 18 de junio de 2009

ESTA MAÑANA

Plúmbeo, inocente, entristecido,
monótono, silente, desvaído,
un cielo gris, de lluvia gris preñado,
besa al mundo fetal en la mañana.

Amanecer de un sol casi ausente,
sin su pañal de rojos arreboles,
astro rey, en mendigo devenido,
¿por qué, avaro, escondes la mañana?

Persistente, un fantasmal hornero
ensayando su canto de cristales
limpios, burbujeantes, cual vibrante
carcajada, quiebra el aire, en la mañana.

Una insólita ráfaga de viento
gestada en el vientre del espacio
convierte en rumorosa voz de agua
los viejos eucaliptus, esta mañana.

Despierta el coro de pájaros los sueños
de los que estamos presos en la alcoba.
Una payada de trinos nos impulsa
a devanar la vida esta mañana.

Así, en soles humanos transformados,
develando los míticos misterios,
vivimos, irradiando luz o sombras;
entramando tenaces un mañana.

Haydée Norma Podestá

domingo, 14 de junio de 2009

UN PEQUEÑO RECUERDO

Marcucci, no recuerdo el nombre de pila porque lo llamábamos así, Sr. Marcucci, fue mi profesor de historia en tercer año. Historia argentina. Con él aprendí a descubrir los entretelones de entrecasa que hacían de los próceres personas de carne y hueso, con virtudes y defectos, con sueños y fracasos, muy lejos del mármol o del bronce. Pequeñeces de la vida doméstica que me enseñaron a entender, a amar la historia y a aprender que cada cual es responsable de escribir la suya propia... que somos el protagonista principal de las aventuras vivenciales a las cuales nos atrevamos. Después, vienen los hilos que nos enlazan a las historias de los que toman contacto con nosotros...y vamos completando el entramado de la tela de la existencia.
Pero en ese abanico de posibilidades que se dan en las puntas de los hilos del prójimo que llegan para anudarse a los propios, existe potencialmente la libertad de elegir cuáles aceptamos para escribir la historia personal y cuáles rechazamos o no les damos importancia. Porque intuitivamente vamos buscando -yo voy buscando- qué colores armonizan con los de nuestra propia tela. Hay colores negativos que buscan enfermar la felicidad ajena porque ni saben hacer felices a quienes los rodean ni siquiera pueden ser felices ellos mismos...son colores para descartar apenas llegan pues ponen una mancha oscura en los diseños más bellos rompiendo la armonía original que vamos creando. Tal vez les prestemos un momento nuestra atención pero su carga negativa nos llevará naturalmente a desecharlos y se alejarán intentando buscar otros entramados de vida donde insertarse.
A todas estas reflexiones me llevaron una de esas puntas inarmónicas con mis principios vivenciales que, en su fallido intento de anudarse a mi trama, sin ningún sentido, porque mi urdimbre comulga con los colores del arco iris y los negros sólo resaltan con su sombra la luminosidad de los blancos, recordáranme a Marcucci y unos versos de la sabiduría popular que nos recitó un día...
"Mala es la soledad del hombre
pero peor todavía
es la soledad de dos
en compañía."
Sabiduría popular que retorna a mi mente cada vez que compruebo que las horas de mi soledad son las que yo elijo para meditar sobre mis cosas, para mi retiro espiritual, y que mi soledad tiene la compañía de todos los afectos positivos que bordan pájaros de luz en el entramado de mi vida.

MANDATO

Recuperar poderes
en la caducidad consciente
de la generación
de culposas energías.
Sentir el dolor de lo hecho
- o lo nohecho -
y fenecerlo...
Atrapar esa posibilidad continua
de ver el camino
proyectándose
hacia un horizonte
de lejanías nuevas .
Atorados en remordimientos
nos impedimos
seguir del sendero
la ilusión del avance.
Purificarnos
de lo que resta atrás.
Extender la historia
hacia el lugar
donde naturalmente
miran nuestros ojos,
¡hacia adelante!
Dejar del ayer la impotencia,
soñar la posibilidad del mañana.
Porque...
¡Estás vivo!
Hoy, aquí y ahora.
Nadie puede existir por vos
y cada cual vive su propia muerte.
Pero...
mientras un aliento cósmico
te sostenga en pie,
¡vive!
Con la predestinada energía
que al nacer inauguraste,
¡vive!
Hoy, aquí, ahora...
vive, vive.
¡Vive!

Haydée Noma Podestá
(Rosario, 11/06/09)

miércoles, 10 de junio de 2009

ACRÓSTICO

Julio César Forcat, según lo que hallo en internet, es escritor, docente en Belén, Catamarca; también figura como crítico de arte, rosarino, recibido de Licenciado en Literaturas Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba; esta es información actual .
Año 1961...Facultad de Filosofía y Letras...entonces formábamos parte de un numeroso grupo de jóvenes que habían ingresado en filosofía, letras, sicología, historia, bellas artes; todos en el mismo edificio de calle Entre Ríos entre Córdoba y Santa Fe donde hoy resta Humanidades. Jóvenes con sueños e ideales aunque no siempre compartiéramos las mismas ideologías. Entre ellos, estábamos Julio César y yo, compañeros en algunas de las materias comunes a todas las carreras; durante un tiempo amigos, regresábamos en la misma línea de colectivos (¿te acordás de la "B"?) prolongando la charla iniciada en la facu (¿recordarás en tu corazón alguna vez a Monina?) y cambiando ideas sobre si era mejor la música clásica (que vos me tarareabas) o el tango (que, por supuesto, yo ni me animaba a cantar).
Entonces, casi finalizando mi adolescencia, prolongaba la timidez romántica de mi infancia ...y escribía versos...y llevaba un diario...y tenía un cuaderno de recuerdos donde me habían escrito mis compañeras de secundaria...y donde me escribieron sus ideas algunos de mis compañeros de la facu...Cuando te lo dí, Julio César, vos me hiciste este acróstico, que aún conservo de tu puño y letra, desde tu corazón de poeta, para la amiga y que, ciertamente, ni recordarás.Yo sí porque lo recito con el alma desde entonces cuando la nostalgia me trae recuerdos y rescato del olvido a tantos compañeros que ya no están...porque les truncaron los sueños nuevos. Otros aún vivimos para la memoria...
No sé qué pensarás...pero como es mío porque vos me lo obsequiaste, hoy quiero compartirlo...porque la romántica luchadora de sueños aún vive en mí y porque su belleza cautivó para siempre esos años fundamentales en la formación de mi pensamiento.

Heidi, cuando el brumoso ruiseñor
Abísmase en la espina más secreta
Y a los rosales tiñe en la glorieta
Delante del altar ciego de albor,
Entonces pienso en tí y en el dolor.
Es la tinta la sangre del poeta,

Noctámbulo perdido en el planeta,

Profeta en pos del cósmico fragor.
Oscuramente crecen las aureolas
Del cielo en la colina del ocaso.
Escucha el crepitar de las corolas,
Sólo un instante es vida sin fracaso,
Trofeo transformado en amapolas
Acaso presentido en el ocaso.

lunes, 8 de junio de 2009

VIVIR EN VOS

Hoy mi alma preguntaba...
¿cómo se hace,
amor
para vivir sin vos?
¿Cómo se deshace
este impalpable nudo de extrañeza
que me retuerce
interiormente?
¿Qué hados convocar
para que en mi corazón
anestesiarme puedan
dolor de ausencias
de tu rostro
y de tu risa?
Hoy,
volcada hacia mí misma,
la mirada puesta en este corazón
contenido en el hueco
engarrecido de mis manos,
como espinoso nido coronario
de la frente inocente de algún Cristo,
me inquiría...
¿cómo se hace,
amor,
para existir en tu ausencia?
Entonces recordé
que el amor
vive
por encima de las materialidades;
que tu presencia
es presencia amalgamada
en la profunda esencia
de mi carne...

El milagro de tus brazos fuertes
poseyendo mi cintura
aceleró mi sangre;
y recostando mi cabeza
sobre tu hombro,
sentí en mis cabellos
la sombra de tus besos
comprobando que,
por encima de todo y de todos,
estás en mí,
en vos estoy
-estamos juntos, por la voluntaria
elección de este amor que nunca muere-
sin tiempos,
sin distancias...
Incorporeidad existencial
de nuestras almas.

Haydée Norma Podestá
(Rosario, 08/07/09)

sábado, 6 de junio de 2009

FLORES EN MI VIDA

LAS VIOLETAS

Siempre me gustaron las violetas. Ejercía una fascinación especial para mi altura de niña de cinco años el violetero blanco con estampas de esas tímidas florecitas azul-violáceo que mi madre llenaba con otras idénticas pero reales. Me gustaba levantarles su corola con mi pequeño dedo índice para poder admirarlas mejor...y aún hoy, recorridos los años desde mi niñez, me sigue maravillando el descubrirlas debajo de su mata de hojas verdes. Entonces, mi corazón de antaño, vuelve a asombrarse con la belleza frágil de sus diminutos pétalos.

Tengo en el alfeizar de una ventana, un cántaro de barro con violetas. Me gusta ver el contraste de la alfarería marrón con el verde de las hojas; que no son las hojas acorazonadas en redondo de las violetas de cultivo sino casi casi una punta de lanza, pues mis violetas proceden de la falda de las montañas de Merlo, en San Luis, donde a veces me refugio en la casa de mi amigo Carlitos. Las descubrí un día en que recorríamos los senderos montañosos aledaños a su hogar, cercanas al arroyuelo que forma el límite sur de su terreno, entre los molles centenarios, mudos testigos de tantas generaciones como han pasado desde el día en que asomaron su primer brote a la mirada del cielo. Yo buscaba piedras que "me llamaran hacia sí" -amo las piedras -como hago en cada oportunidad que visito una región donde se las halla al alcance de la mano. La tintineante voz del agua se perdía entre la umbría húmeda del bosque; los cantos rodados estallaban en rojos, marrones, amarillos, blancos, azulinos, grises; pero, como atraída por un imán poderoso, mi vista se desvió del fondo pétreo del arroyito para descubrir las pequeñas y dispersas plantitas de violetas florecidas para mi emoción. Sentí que un par de ellas me rogaban que las llevara conmigo; entonces las tomé con extrema delicadeza y las cobijé en un recipiente hasta poder trasplantarlas en el cuenco alfarero desde el cual me saludan cada amanecer.

Ellas tienen la perenne misión de recordarme no sólo la fragancia de las de mis primeros años sino también hacer volar mi pensamiento hacia las montañas que tanto amo, a pesar de ser una habitante de la inmensidad cuadriculada de la pampa.
Haydée Norma Podestá









Imagen subida desde internet.







viernes, 5 de junio de 2009

LIMÓN, LIMONERO

¡Ay mi limón limonero!
¿Qué esperanza loca
esconden verde
tus verdes hojas?

¡Ay mi limón limoncito!
¿Blancos azahares brotas
para traerme
a quien yo quiero?

Me dijo un día:
"Tú me recuerdas
aquella niña,
niña- niñita,
que me obsequiaba
un ramillete
de blancas flores,
trémulas, puras,
con sus manitas."

¡Niña-niñita!
Pasan los años...
La niña queda
escondida,
silente,
eterna,
en el refugio
de algún espejo
de mi pasado.

Sangra la herida
de tantos años.
Duele,
con dolor duele,
haber crecido,
sonrisa y llanto,
dejando un hueco,
sonoro hueco,
en mi corazón.

¡Ay mi limón, limón amargo!
Tu amarillo,
¿son los fracasos?

¡Ay mi limón, fruto dorado!
Rayos de sol
tiende tu parto...
¿Es un camino
que va o que vuelve?

¡Todo depende
de cómo mire
- mujer o niña-
al horizonte
que nunca alcanzo!

¡Ay mi limón, mi limonero!
Dale a mi vida
tu verde canto...
¡tus brotes nuevos!

Haydée Norma Podestá
(Rosario, 28/ 08/ 07)