domingo, 21 de junio de 2009

FELIZ DIA DEL PADRE

Los mejores deseos de un FELIZ DÍA, a todos los padres de mi familia, de mi entorno y del mundo.

...y deseo compartir una idea que me llegó en un email de un amigo de mi hijo menor..."Padre hay uno solo, y es aquel que ejerce una paternidad responsable, proveyendo lo material y lo espiritual todos los días, y en muchos casos aún siquiera sin haber sido padre biológico"...

Acuerdo con la función de paternidad responsable enmarcada en el amor...pero en mi caso particular, no puedo decir que haya tenido un solo padre...y en este día dedicado a honrar a los papás...y en cada uno de los días de mi vida, mi recuerdo vuela hacia los dos padres que ella me diera.
En primer lugar, César Augusto, mi padre biológico. Papá se casó ya mayor para su época, pues tenía treinta y dos años en ese momento y sólo compartió conmigo catorce años de mi vida, casi casi llegando a los quince. Ya he hablado de la poderosa e imborrable huella que dejó en mí. En la base de la manera de pensar y de encarar el mundo yo "soy" mi padre. De él heredé la mansedumbre diaria, la risa franca, la bondad como forma de mirar el mundo, los sueños y la rebeldía frente a las injusticias. Murió demasiado pronto, arrebatado a nuestras vidas por efectos de un tétano mal curado; cuando se dieron cuenta los médicos, ya la infección había tomado la médula espinal y nada pudieron hacer para salvarle la vida...Se fue caminando un sábado a la mañana para atenderse nuevamente...y lo regresaron a mi vida muerto veinticuatros horas después.El primer golpe de dolor grande que terminó con la etapa feliz de la infancia y marcó de algún modo mi adolescencia.
Pero el destino nos dio a mi hermano y a mí, otro padre, porque verdaderamente Victorio fue padre nuestro por amor...y en esa paternidad responsable no biológica sino puramente por amarnos, fue la continuidad de mi padre, un abuelo para mis hijos y un bisabuelo para mis nietos...ya que mi papá es sólo una foto y un bello recuerdo tanto para mis hijos y nietos como para los de mi hermano.
Victorio jamás compitió con el recuerdo de nuestro padre; todo lo contrario, y tanto la foto de papá como el retrato familiar al óleo de mi abuelo Podestá continuaron ocupando sus lugares de privilegio en nuestro hogar.Él llegó a nuestras vidas para integrarse a ellas sin conflictos.El día de la boda religiosa con mi madre, cuando la aceptó "para toda la vida"(sólo la sobrevivió dos años a su muerte y se fue apagando como un fueguito de tanto que la extrañaba, a pesar de nuestra permanente compañía), también nos aceptó a nosotros como sus propios únicos hijos y jamás faltó a ese compromiso.
Siempre lo llamé "mi papá" frente a las nuevas relaciones; los viejos vecinos del barrio que habían conocido a mi padre biológico no necesitaban explicaciones y en los contados casos en que cabía explicar que en verdad era mi padrastro, jamás usé esta palabra sino que simplemente decía "papá murió y Victorio -como lo llamábamos-lo continúa".
Y fue así...nuestra existencia continuó del mismo modo, dedicándonos al estudio y en idénticas condiciones de vida a como estábamos acostumbrados, integrando una familia que se enriqueció con mi abuela Juana, su mamá, con nuevos tíos y nuevos primos a los que ya teníamos.
Gran lector como mi padre, si aquél me enseñó a soñar mirando las estrellas y contándonos relatos fabulosos, Victorio me enseñó a amar el Paraná en los incontables fines de semana de mi adolescencia y mi primera juventud en que salíamos, familia y amigos, a navegar en su lancha y a acampar en las islas cuando éstas estaban aún casi deshabitadas y era toda una aventura recorrerlas a pie y el agua del río podía beberse de la costa sin temor a que estuviese contaminada.
Por eso hoy, en el Día del Padre, mi homenaje a mis dos papás, que ocupan igual lugar en mi corazón; a mis dos padres inolvidables: el que me engendró por amor y el que permaneció cuarenta y cinco años junto a nosotros, también por amor.

1 comentario:

Lula dijo...

Emocionante relato de tus dos papás. Envidia sana me produce tu texto, recordando años felices de tu adolescencia y triste al perder a tu padre biológico. Yo no puedo contar nada bueno de mi padre, lamentablemente, es la vida que he tenido....Aunque mi madre hizo todo lo posible para que no nos faltara nada,siempre tuve ese hueco vacío en mi corazón, de lo que me rebelo inútilmente.