sábado, 17 de septiembre de 2011

LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS



Atardece en la ciudad recostada hacia el este. Las primeras luces se van encendiendo como pidiéndose permiso una a la otra. Pronto, un parpadeo de guiños luminosos puebla la lejanía hacia el oeste, como chispas rebeldes de ese sol que va muriendo su agonía cotidiana para desconocernos tras el horizonte…Ya no regalará su luz brillante, y cada día más caldeada de primavera, hasta la mañana…El transcurrir de las horas acompañará  a las sombras nocturnas y los habitantes del paisaje urbano irán cambiando lentamente para ir desapareciendo las familias y los amigos en la búsqueda de sus sitios de reposo, dejando paso a las bandas de adolescentes noctámbulos que van poblando las esquinas, con la botella de cerveza en la mano y el orín pronto contra las paredes.
Camino las calles de empedrado grueso que conforman el paseo recuperado sobre la costa del Paraná, en los terrenos que pertenecieron a un ferrocarril que ya es historia irrecuperable, porque se desmembraron las instalaciones portuarias de esta Rosario que en algún momento fue considerada importante puerto, granero del mundo. Tanto ha cambiado la fisonomía de la zona que ya casi no reconozco la Estación Rosario Central, cabecera de los trenes que iban hacia los pueblos y ciudades de mi provincia . Ahora funciona en ella La Isla de los Inventos, una de las zonas dedicadas a los niños y niñas, que componen el Tríptico de la Infancia. Durante muchos días de mi niñez y de mi adolescencia pasé por esta estación cuando llegaba o me iba del centro de la ciudad hacia Fisherton en los trenes que me depositaban en la parada Kilómetro Nueve, a cuya vera está mi casa natal. El trepidar de sus ruedas en las vías es parte de la música que acompasó mi niñez y que debe haberme servido más de una vez de repetida canción de cuna para lograr mi sueño. Tanto tengo ese sonido incorporado a mis células que ya ni lo siento cuando pasa algún tren carguero protestando su canción de hierro y se incorpora armónicamente a los restantes ruidos de la casa.
Los adoquines están húmedos de lluvia y roban para lucirse los colores de las luces encendidas. Etérea belleza que, con la complicidad del agua, los transforma por unas horas de absurdas Cenicientas en mágicas princesas que indefectiblemente desaparecerán a la medianoche…en este caso determinada por la evaporación de la llovizna. Desando los metros que nos faltan hacia el restorán que nos llama refugiado en  sus paredes de vidrio, desde las barrancas del río, con  pasos cansados; hoy he andado todo el día corriendo de una actividad hacia otra completamente distinta y mi cuerpo me reclama un asiento …¡¡¡mi reino por una silla!!, pienso parafraseando al rey inglés.
Un poco más adelante, mi hija Adriana, con Raquel y Lili van charlando y riendo despreocupadamente, cuando la intervención de un cuidacoches bastante fumado, que les extiende un trapo en el piso para que no se mojen los pies en los charcos, con una reverencia mímicamente principesca, las detiene por la sorpresa y me permite alcanzarlas.¡Qué fácil resulta regalar un gracias y una sonrisa al grotesco improvisador de galantería en esta noche empapada de neblina convertida por efecto de no sé qué mágico conjuro en castillo de hadas por unos instantes!
Llegamos a Flora y elegimos una mesa contra el río. La pared de vidrio  finge ser inexistente y me siento inmersa en el paisaje de la costa, como si yo misma integrase ese contraste de césped y flores de los jardines con el pastizal y los árboles de la orilla.
Una cabellera de sauces y álamos oculta la línea irregular  donde el agua desdibuja la tierra y detrás de la oscuridad de sus sombras me permite adivinar el cauce del río que se desliza lentamente hacia su sueño de ser mar.
Mientras esperamos que nos sirvan la cena, mi mente se fuga de la realidad circundante y se sumerge en la felicidad de los recuerdos en tanto desaparece el piso de cerámicos para enraizar mis pies en la tierra que me sostiene conectando la savia de mis venas con esas otras venas cuya sangre recorre otro cuerpo en otro lugar y en otro tiempo… ¡No poder visualizar la simultaneidad de las acciones!
Las luces lejanas del puente a Victoria sostienen mi mirada perdida en las evocaciones, como fulgores remotos, que poco a poco van concretándose sobre un cielo casi inexistente, porque un buque de gran calado interrumpe con su silueta el desleído paisaje de fondo devolviéndome a la conciencia del momento presente. Viene flotando como suspendido en el aire, con sus luces reflejadas sobre las ondas calmas, en medio de la mortuoria oscuridad nocturna, rodeado de tanto silencio afuera que pareciera un fantasma de expediciones perdidas en los tiempos deslizándose sobre el agua neblinosa. El brillo y el bullicio de adentro me despiertan del todo al mundo real que me rodea y me detengo a penetrar los contrastes que me ofrece este entorno que me contiene.
Más tarde, Adriana me deja en casa para traspasar, fantasma viva, la soledad de mis paredes.
Por suerte ya amanece…

Haydée Norma Podestá
Rosario, 17 de setiembre de 2011
Derechos reservados




14 comentarios:

Ricardo Miñana dijo...

Muy bonitas esas imagenes, la Costa del río Paraná debe de ser un paraiso.
feliz fin de semana.

Haydée Norma Podestá dijo...

Muchas gracias, Ricardo, por pasar por mi blog.Nuestra costa es hermosa, con zonas de barrancas en el centro de la ciudad y playas hacia el norte; además está la maravilla que son las islas. Mis cordiales saludos y un feliz fin de semana también para vos.

Beatriz Leibovich dijo...

Haydée Que hermosa redacción,
me encantó, cada vez me apasionan mas tus escritos. !!Son tan lindos y llenos de vida!!Hoy domingo termino mi día leyendo la descripción tan buena de La Ciudad de las Sombras. Besos amiga ..Beatriz

Humberto Dib dijo...

Un hermoso texto plagado de imágenes, en verdad me sentí a orillas del Paraná.
Tenés madera para escribir textos extensos, no sé si ya lo hiciste, pero deberías probar con novela.
Aprovecho para agradecerte los hermosos comentarios que dejaste en mi espacio, viniendo de vos son un honor más que un halago.
Un beso enorme.
HD

Haydée Norma Podestá dijo...

Sergio Amaya Santamaría en "Publimentar 1"...

Querida Haydée qué sencillo se ve escribir sobre la cotidianeidad y que resulte un relato casi poético. Solamente hace falta tener algo: Esa enorme calidad para juntar las letras de nuestro alfabeto y tú eres Maestra para ello. Bellísimo relato que nos hace compartir la humedad del ambiente, la calidez de tus hijas y el fluir de ese río que "sueña ser mar". Te felicito. Mil besos. Sergio

18 de septiembre de 2011 14:02

Haydée Norma Podestá dijo...

Pablo Avendaño en "Publimentar 1"

Mi querida Haydée, eres asombrosa, ago mías las palabras de Sergio, pues no pueden ser más acertadas sobre tu hermoso relato, te felicito y te mando un abrazo de amistad. Pablo

18 de septiembre de 2011 22:58

Haydée Norma Podestá dijo...

Néstor Lombardi en "Publimentar 1"

ROSARIO - ¡Cuántos recuerdos! El primero, 1934, el Hotel Italia. El último, 1966, Un restaurant en la calle San Juan, almorzando ranas.
Tienes muy buen gusto para escribir, y un especial cariño por tu ciudad. Un beso, Néstor

19 de septiembre de 2011 17:27

Haydée Norma Podestá dijo...

Chelo en "Publimentar 1"...

Brillante tu narración que me parece estar ahi viendo todo cuanto describes en ella.
Eres magistral escribiendo, felicidades.
Besos. Chelo.

19 de septiembre de 2011 18:11

Haydée Norma Podestá dijo...

Pablo Avendaño en "Pubimentar 1"

Querida amiga en España estamos en crisis y me he decidido a ahorrar, he empezado por ahorrar unas cuantas letras, por eso H ago mías las palabras de Sergio, pero las ago si H, bueno la verdad es que fue un error que he visto a posteriori. Pablo

19 de septiembre de 2011 22:22

Haydée Norma Podestá dijo...

Yoyi en "Publimentar 1"

Nostalgia de un pasado no olvidado, en este caso de tu ciudad. Nos haces participes de las sensaciones que te produce ese recorrido y el recuerdo de como era antaño. Relato muy bien logrado. Felicitaciones.
Bicos. Yoyi

21 de septiembre de 2011 17:18

Haydée Norma Podestá dijo...

Elena Calderón en "Publimentar 1"

Querida Amiga, estoy maravillada por la riqueza de tu lenguaje literario, es tan placentero leer un texto cuando quien lo escribe deja salir con espontaneidad lo que su corazón le dicta.
Gracias por este paseo nocturno por "LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS" en tu Rosario natal.
Besitos de Luz.
Elenita

22 de septiembre de 2011 12:43

Haydée Norma Podestá dijo...

Larisa Pérez Ojeda en "Publimentar 1"

Es increible la facilidad con la que me transportas a un tiempo y lugar que no conosco, para vivir cosas a traves de tus letras, sin duda, eres genial.
Larisa.

22 de septiembre de 2011 16:21

Haydée Norma Podestá dijo...

Josephine Ruiz. dijo en "Publimentar 1"...
Querida Haydée un bellisimo relato, que nos hace volar la imaginación , transportándonos en el tiempo, eres una maravillosa escritora,, felicidades amiga te dejo un millón de besos.

23 de septiembre de 2011 07:33

Haydée Norma Podestá dijo...

Maria Rosa dijo en "Publimentar 1" ...
Un pincel: los dedos, la tela : el teclado, y tu imaginación pintan la belleza de este Paseo por
LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS,besos
María Rosa Leoni

23 de septiembre de 2011 22:42