Domingo Faustino Sarmiento fue un adelantado para su época.
Hombre de acción y carácter, eso le valió muchos adversarios y enemigos.
Sus participaciones en diferentes órdenes de la vida pública siempre estuvieron signados por obras y progreso, más allá de que se pueda o no coincidir políticamente con sus ideas.
Fue un hombre que se tomó el trabajo de expresar siempre su pensamiento.
Tan así fue, que permitió que la historia lo conociese íntegramente sin misterios.
La educación y las ciencias le rinden en su día el mayor tributo y homenaje: recordar en su persona a todos los maestros y maestras que cada día, en cada rincón de mi amada patria, creen en el valor de la educación como la manera de acceder a un proyecto de vida respetando la vocación propia de cada niño y de cada niña que les son confiados por las familias para colaborar en su formación.
G racias, maestra, te decimos
R ecordando tu amor y tu constancia.
A mor que nos brindas sin medida,
C ariño que nos brindas sin recelos.
I magen de la madre en la escuela,
A penas nos recibes en tus brazos
S omos tus hijos adoptivos
M ereciendo lo mejor de tus anhelos.
A quí estamos, todo juntos,
E n tu día para decirte...¡gracias!
S omos tu imagen del futuro.
T odos tus esfuerzos no son vanos.
R ecordaremos para siempre tu enseñanza,
A ún cuando seamos hombres
y tú seas solamente un recuerdo.
Alumnos de tercer grado, año 1978, de la Escuela Paulo VI, con quienes me sigo viendo.
Haydée Norma Podestá
En mi casa de Fisherton, 11/9/11
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