Mi niña,
pequeña mujer,
admiro tu valentía
en el despuntar del amor.
Raza negra, raza blanca,
¿qué importa el color de la piel
si la sangre es siempre roja?
Importante es la persona,
lo que siente,
lo que piensa,
los valores que conforman
sus acciones, sus palabras.
Los ojos son el espejo
de lo que guardan las almas.
Piérdete en su mirada,
navega en los sentimientos,
deja que la magia iguale
la diferencia de razas.
Escribe tu sinfonía de amor
en notas blancas y negras
para cantar a la vida
la felicidad que clama
que somos todos iguales
cuando se encuentran las almas.
¿Qué no es un camino fácil
en esta ciudad tan clara?
Los amores abren huellas
para que sigan sus pasos
la dicha de caminantes
que van sembrando semillas
para que nazcan sus flores,
unas negras, otras blancas,
en un abrazo y un beso
donde se funden las almas.
Haydée Norma Podestá Quercia
Rosario, Santa Fe, Argentina
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