La oscuridad se ha hecho.
Sobre un concierto de grillos
la luna asoma su boca
de niña nueva.
Prendida a mi deseo
cruza una estrella fugaz
por la tersura del cielo.
Un efímero instante
perecedero,
muy breve
para atesorar el desborde insolente
de mi corazón ardiente
que clama por otro instante
de la magia opulenta
de tu voz
en un teléfono.
¿Por qué haces vibrar mi alma,
retumbar el bombo
de mi corazón herido,
nacer caricias a mis dedos
y florecer mis anhelos
para morir enseguida, en el silencio
orbital
de tu existencia en la mía?
Hay una espera insolente,
desesperada,
vital,
desbocada
que se gesta en mis entrañas
que me desgarra las ansias
de tenerte,
que me agota
para quedarme inerme
en las aguas de un destino
de sorpresivos silencios…
hasta la efímera luz
de un sorprendente reencuentro..
No soy estatua de piedra…
Humana soy…
voy muriendo…
Haydée Norma Podestá
Fisherton, 16/03/19
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