sábado, 5 de marzo de 2016

ANA CLARA







La niña viene saltando
de la mano de su madre.
Lleva en su trenza sedosa
sabor a tierra mojada.
Guardó en su manita anoche
-un poco de madrugada-
dos luceros encendidos
para alumbrar su mirada.
La niña se siente libre
con su mochila cargada
de tres duendes bochincheros
y mariposas aladas.
Puso un carrusel de cuentos,
seis rosas anaranjadas,
de cien campanas, repiques,
y una historia de fantasmas.
De la mano de su madre
viene cantando la niña .
Suspende el aire sus voces
en el filo de la esquina.
En un viejo tronco hueco
se agitan las campanillas
y hay un rumor de calandrias
desde una casa amarilla.
La niña canta su canto
rozando el mediodía.
La niña viene a la escuela.
Toda la ciudad la espía…
Trae prendido a su pelo
las ilusiones del día.
La niña viene a la escuela
pues comienza un nuevo grado
¡Cuánto ha crecido mi niña
en el cerco de mis brazos!
Cinco ciclos comenzamos
en el patio embaldosado.
Idénticas emociones
en el desliz de los años
con la esperanza de verla
sus estudios acabando.
Mi nieta viene saltando
hacia mis ansias de abuela.
Mi nieta, la más pequeña…
Ana Clara la nombramos.


Haydée Norma Podestá

Rosario, 3/3/2016

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