que
llega cada mañana
para
despertar el sueño
dormido
de la distancia.
Ay
pena de lejanía que
nos
envuelve entre sueños,
entre
soles y luceros
de
amor en etérea noche.
Así mi
sublime amada
nuestra
pena de lejanía
se
terminará una noche
cuando
llegue hasta tu alcoba
para
cubrirte de besos
mirándome
en el espejo
de tu
piel bella y rosada;
ahí beberé de tus labios
en rojo tu amor ardiente;
ahí sentiré tus brazos
apretándome a tú cuerpo,
sintiendo como palpita
tu corazón anhelante.
Ay pena de lejanía
envuélveme entre los sueños
de mi bella rosarina
para cabalgar con ella
las distancias centellantes
de amor en etérea noche
JEME MAZZETTI BURGA
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