El
durmiesol ya se iba poniendo…
Entre las
hendirajas humedictas y treméndulas se apropicuaban las cópulas de los
enraizados a la tierrácopa.. Los arbóricos devenían de los verdicolores a la
negrisombra nocturnosa.
El lorerío
se sincopaba miserabilemente.; no tanto ante los rugigritos que los asustábican
sino ante la preséntila de aquel lorieco que disgregaba extrañaco munientimente
El tal loro
se proclamábila “normal” y contábila siempre el mismo cuentitragedia.
Y los
loriucos del lorerío lo escuchaban atierrosamente atierrados.
Él decía
asisemejantemente:
“¿Qué pasaba cada atardecer?
Lo que pasaba…El viejo labrador se recogía
temeroso e intentaba hacer desistir a su hijo de su locura”
Los
loriéculos se observicaban sorprendidosos porque no manducabilan el lenguájile
del loro…pero los escuchiabicaban
atentosos…
“¡Ay, el Dragón Negro! Ese monstruo que
obsesiona. Más que todos los peligros-monstruos de la noche.
¡Ay, hijo mío! De la espada decidida.¡Ay, el
monstruo y la espada!¡Y los profundos pensamientos que esconde el miedo
pensativo!
¡Ya resopla el Dragón Negro!
¡Ya el bosque se estremece!
¡Ya las burbujas del aire en su burbujeante
andar se confunden!
¡Ya aparece el Dragón Negro!”
Y los
loricuelos acomodábulan sus cabecitas
debajo de las álicas.
“Ante la presencia del entintado personaje,
la hoja indómita de la espada en la incontenible mano del joven corta a diestra
y siniestra el aire. En un remolino de grise y sombras se desdibujan el
monstruo y el joven…
¡Ay, mi hijo!, teme el viejo. ¡Ay, mi sangre!
¡Perdido está entre las garras del monstruo!...y estremece su cabeza con los
latidos del aire mientras sus ojos se cierran par no ver el dolor.
Abre sus ojos el viejo, temiendo la furia del
Dragón”
Los
loricundios abren sus peculios asombriecados y suspendosos.
“Abre su ojos el viejo .La sorpresa lo
sorprende al no ver lo que espera.
¡Bravo muchacho mi hijo!¡Diste muerte al Dragón
Negro!
Y la noche que se muere va desangrando el
alboroto de llantos y de abrazos…
¡Qué día más fabuloso me regalas, hijo mío!...y
en el abrazo se pierden…”
Mientricas
en las humedictas hendirajas se apropiocultaban los lóricos asombraducolos,
entre los rugigritos que estremecupaban
las cópulas de los arbicóreos enraizados a la tiérrica.
Haydiéecola Nórmica Podestosa ( “Haydée
Norma Podestá”…según el lenguaje común del loro)
1 comentario:
Querida prima, me ha encantado el lenguaje en este relato...divertido. besos.
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