Una noche cualquiera
despertaré a las sombras
para robarle un beso
al que mi alma nombra.
En un café cualquiera
lo esperaré ansiosa
para juntar las manos,
y unir las bocas.
Una calle cualquiera
recorrerán los pasos
mientras vamos muy juntos
en nuestro abrazo.
Una plaza cualquiera
escuchará requiebros,
los que junto a mi oído
me dirá quedo.
Un día cualquiera
la vida entera
nos cantará gozosa:
¡Ya no hay espera!
Cuando ese día llegue
me miraré en tus ojos,
se acabarán las penas,
descansaré en tu hombro.
Recorreremos juntos
nuevos senderos,
y gritaré al mundo
¡cuánto te quiero!
Haydée Norma Podestá
7/8 de enero de 2013
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