Y allí estaba al fin yo...entrando al Club Español de Rosario, a las cinco de la tarde de un día del maestro...11 de setiembre...
Me acompañaba Ana María, una compañera de la escuela a quien también le interesa escribir poesía. Mi amiga Raquel y mi hija Adriana esta vez no pudieron hacerlo. A Adri, confieso que la extrañé y que hubiese necesitado tenerla a mi lado, como tantas otras veces. Amo a mi hija mujer por esa conexión tan especial que existe entre las dos.
Me recibieron amablemente en la entrada y a los pocos minutos me estaba abrazando con Miriam Gorvein, quien organizó el encuentro. Ingresamos a la biblioteca del Club. Rostros desconocidos. La mirada siempre hace un paneo cuando se ingresa a un lugar que no es habitual en nuestra vida. Una especie de reconocimiento para apropiarse del espacio, de las personas, de las situaciones.
No llegué a sentarme cuando divisé a José Palpacelli, artista plástico, compañero de tareas en la Escuela Paulo VI...¡¡¡Años sin vernos!!! Abrazo fuerte, un beso, vidas compartidas en pocos segundos. Después fui descubriendo otros poetas...Beatriz Moyano...Fabio, de Editorial Acuarela...Lide Carnevali...y compenetrándome más con los desconocidos a través de la lectura de sus poemas....¡¡¡Lástima!!! Esperábamos a Ignacio Camaño: descubrí que no estaba cuando lo nombraron como ausente pero lo recordaron por la importancia de su red "Amantes de las letras". Un locutor impecable, Hernán Pereyra, compañero en la 95.5. Nos reímos al saludarnos porque en la radio nunca nos vimos tan "bien vestidos"; los martes a la noche, cuando hacemos el programa, todos estamos nada producidos.
Me gustaron las obras que se leyeron, casi todas; y en las que me llegaron menos, siempre hubo, sin embargo, una parte que me impactó de algún modo. Realmente, disfruté el encuentro. Me gustó esta idea de conocernos, de ponernos en contacto. De sentir que a todos nos unía este amor por la palabra, a pesar de nuestras diferencias. Hubo poetas que llegaron desde otras ciudades a leer sus obras, a promocionar sus libros...incluso Carlos "el último de los poetas románticos" llegó para el final, pero vino.
Me gustó la aprobación que vi en los rostros cuando recité "Impensada fuga".
Un encuentro con la emoción de la primera copa, esa que se alza para iniciar los brindis sucesivos...y yo brindo ya por la calidez de los próximos encuentros.
Haydée Norma Podestá
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